Sunday, June 19, 2011

Alto al linchamiento de los indignados.-

Era de esperar. Tantas palmaditas en la espalda, señales de comprensión, muestras de simpatía de los representantes de la clase política, de los tertulianos del pesebre mediático al movimiento ciudadano del 15-M sonaban hipócritas y forzadas. Han bastado unas escaramuzas y los actos aislados de los profesionales de la provocación contra media docena de diputados/as del Parlament de Catalunya para desencadenar una brutal campaña de criminalización del movimiento ciudadano de los indignados.

Desde Carod Rovira a Sánchez Dragó, Alicia Sánchez Camacho a Durán Lleida, desde Artur Mas a Bono, la clase política y la caverna mediática con la compañía de los intelectuales orgánicos del sistema han puesto en subasta sus vísceras para ver quien la decía más gruesa. Su espectáculo bochornoso se volverá contra ellos. Con esa campaña llena de falsedades y amenazas se han desnudado ante la ciudadanía. Son la clase política cómplice de los banqueros, los anti-Robin Hood que roban al pueblo para dárselo a los ricos, tras descontar sus prebendas y comisiones...

La causa de la causa….

La gestión de la clase política en Catalunya, salvo honrosas excepciones, y en particular de los diferentes gobiernos soportados, han provocado una enorme desafección de la ciudadanía hacia las instituciones y la participación política electoral. Los datos son elocuentes, la abstención supera en más de once puntos la media del resto del estado, la suma del voto blanco y nulo alcanza el 5,82% superando en dos puntos la media estatal.

Ante este prolongado fenómeno de desafección ciudadana la reacción del conjunto de fuerzas políticas con representación parlamentaria –la llamada clase política- se ha limitado al ritual de golpearse el pecho, sin sacar más conclusiones ni adoptar remedios efectivos que lo corrijan.

El origen de esta desafección tiene varias causas, entre ellas se encuentran la sacralización del dogma neoliberal y la sistemática marginación de otras alternativas, una ley electoral injusta que deforma gravemente la voluntad popular, el poder asfixiante de las cúpulas de los partidos en detrimento de las bases y electores a la hora de componer las candidaturas, la ausencia de vías para que la ciudadanía decida sobre los principales asuntos que le afectan de modo ágil y vinculante, el monopolio de la información en manos de los medios de comunicación privados y la actitud restrictiva de los públicos, la extensión de la corrupción y los escándalos consiguientes de los casos Palau y Pretoria, etc., y por último la agudización de la crisis económica donde los responsables son premiados y subvencionados por los poderes públicos, y sus innumerables víctimas quedan en completo desamparo.

La defensa de la democracia y del Parlament de Catalunya

El discurso monocorde de la pluralidad mediática acusando al movimiento ciudadano de irresponsable, incluso antidemocrático, por concentrarse a las puertas del Parque de la Ciudadela de Barcelona para expresar el rechazo a la violencia social de unos recortes despiadados contra los derechos básicos de la ciudadanía como es la salud pública, mientras se encumbra a los representantes de la clase política al papel de héroes y campeones de la democracia, no se ajusta a la realidad.

Quienes sistemáticamente traicionan la soberanía democrática de la ciudadanía de Catalunya al someterse al dictado de los poderes económicos, de la banca y grandes empresas, tienen asiento en las bancadas del Parlament. Quienes se doblegan a los oscuros intereses de las bancas alemana, francesa y de reino unido, y apoyan el “ajustazo”, el “pensionazo”, y el llamado “Pacto por el euro” que abre la vía a la intervención de la economía española y catalana desde Bruselas, que devalúa y anula en la práctica el papel de los Parlamentos, quienes intentan destruir el estado del bienestar y nos reducen al papel de nuevas colonias condenadas a una crisis sin fin, ocupan de manera abrumadora los escaños del Parlament de Catalunya.

Si, en efecto, el Pacto por el euro tiene el apoyo de los gobiernos y las principales fuerzas políticas de la UE, desde Zapatero a Rajoy, pasando por Artur Mas, Durán i Lleida, Montilla y Alicia Sánchez Camacho, entre otros.

Las imágenes de las “escenas de cama” en el interior del Parlament, su descarada obscenidad, dan vergüenza ajena. ¡Los beligerantes enemigos del “Nou Estatut” abrazados a sus defensores, con el objetivo de aplicar los gravísimos recortes sociales, que dictan desde la Comisión Europea, a la ciudadanía de Catalunya! ¡El derecho a decidir hecho cenizas!

¿Cómo no entender la indignación de la ciudadanía ante esas prácticas políticas, ante los hechos? ¿Cómo no comprender que la indignación se transforme en rebeldía ante quienes toman decisiones que no escribieron en sus programas? ¿Por qué la ciudadanía debe esperar inerte, pasiva, mientras la desposeen de derechos fundamentales, y abocan a la miseria, hasta las próximas elecciones municipales o autonómicas dentro de 4 años? ¡Entonces puede ser demasiado tarde!

Fue la ciudadanía indignada, quien con su acción de protesta, su participación política democrática y pacífica, puso en valor el papel del Parlament y la dignidad de una institución que una mayoría de sus representantes ha traicionado.

¿Quiénes son los violentos?

Especular, robar al pueblo y abocarle a la miseria, es violencia económica y social. Provocar el desempleo que afecta a 5 millones de personas, expulsar de sus viviendas a cientos de miles y atarles la deuda a su cuello, eliminar el subsidio de 426 euros a los parados que agotaron sus prestaciones condenado a sus familias a la miseria, recortar los gastos básicos en salud, todo ello es violencia económica y social. Las víctimas de esa violencia sufren daños irreparables en su bienestar, en salud física y mental, son arrojados a la depresión, la desesperanza y algunos al suicidio.

Traicionar la confianza del pueblo, prometer cosas e incumplirlas, vender su soberanía democrática a poderes foráneos sin su consentimiento, devaluar el papel de las instituciones representativas, corromperse y corromper, son expresiones de violencia política.

Enviar a los “Mossos de esquadra y la guardia urbana” a desalojar brutalmente a pacíficas personas acampadas, enviar provocadores a los actos de protesta, y organizar dispositivos de “protección” inadecuados con turbias finalidades, es violencia.

La sombra de “1984” se hace cada vez más larga y palpable. Las acciones pacíficas alzando en alto las dos manos son en el neolenguaje del Sr. Felip Puig, las nuevas formas de la guerrilla urbana… Y los banqueros que como Botín roban a la Hacienda pública cantidades millonarias son prohombres honorables que merecen sentarse al costado de Zapatero, de Rajoy, y del monarca. A fin de cuentas él, y su élite, son quienes mandan.

No nos detendrán

Una vez que los restos del linchamiento mediático de los indignados se disipe. Cuando las nuevas agresiones sociales y políticas se apliquen y generalicen. Cuando salgan a la luz nuevos escándalos de corrupción. Cuando nos amenacen con cobrar una deuda impagable provocada por la especulación cómplice entre constructores, banqueros y gobiernos. Cuando pretendan vender nuestras ciudades, tierras e islas, ríos y bienes públicos, a los acreedores ladrones “anónimos” pero suficientemente conocidos. Entonces la ciudadanía indignada seremos millones, les exigiremos que se vayan, y si no los echaremos como ha sucedido en otros momentos de la historia, de nuestra propia y digna historia.

Como en el pasado 15 de junio lo haremos pacíficamente juntando nuestras manos y cantando l’estaca. Pero que no lo duden si emplean su violencia sabremos defendernos.

Hoy 19 de junio todos a la calle.

Diosdado Toledano