Tuesday, December 28, 2010

Crónica 1: El Castillo de las Brujas.-

El Maresme es una de las áreas tradicionalmente consideradas puntos mágicos del país.

Allí se juntan cuentos, leyendas y hechos documentados relacionados con la brujería y sus consecuentes prácticas de herencia pre-cristiana. Es curioso ver que tanto por su situación geográfica como por su historia, esta zona de Catalunya siempre ha estado conectada con lo mágico y lo sobrenatural, y no por mera coincidencia. Siempre ha habido una presencia, evidenciada por los hallazgos arqueológicos de la zona -poblados prehistóricos de Céllecs, Vallgorguina, Cabrera de Mar...- y sus tradiciones, de la pervivencia de esas creencias y costumbres que durante siglos se consideraron brujería.


Las leyendas y los relatos, aunque muy numerosos, no tienen la veracidad de los hechos, pero de ellas podemos deducir algunas creencias, si obedecemos al dicho que reza “si el río suena...”.

En este caso, tenemos estas leyendas que he seleccionado por su relación con el tema, como la leyenda de la bruja del peine de oro que cuenta la historia de una chica del Maresme que, después de perder a sus padres y a su prometido a causa de una tempestad, decide ir a vivir con su tía, un poco bruja, cerca del castillo de Burriac.

Con los años, la chica pasa a ir a vivir a la Cova de les Bones Dones (de las Brujas, llamadas Bones Dones, que recuerda que estamos a lado de las tierras de la tradición cátara, ellos eran los buenos hombres, estas las buenas mujeres), y desde allí gobernaba y dominaba el clima local.


La Cova de les Bones Dones o de les Encantades es una cueva de Cabrera de Mar considerada un santuario íbero catalán, donde se hallaron artilugios prehistóricos de diversa índole que dieron a entender que se trataba de un lugar consagrado a algunas divinidades locales de la fertilidad.

De forma más casual podemos hallar menciones sobre brujería relacionada con las fiestas y con el clima en otras zonas, como Teià o Dosrius.

En el caso de Dosrius y Argentona, las leyendas y cuentos anecdóticos tienen mucho que ver con los campanarios, las tormentas, y el poder disuasorio de las campanas como la Juliana de Argentona sobre el poder de las brujas.

Las brujas del Maresme son brujas que se convierten en animales del bosque y que son capaces de montar en el humo de sus hogueras para convertirlo en una nube de tormenta que dirigen a los sitios que quieren perjudicar.

Son mujeres normalmente mal vistas por el pueblo, pero algunas, como la del Peine de Oro, se ganan una buena reputación protegiendo y salvaguardando al pueblo de las amenazas de la magia negra.


El Castillo de Burriac, que tuvimos la oportunidad de visitar, después de una intensa caminata por medio del bosque, cerca de Cabrera de Mar, cuyos testimonios más antiguos se remontan al siglo XI. Siempre ha estado relacionado con la brujería y los aplecs, se decía que las brujas iniciaban el viaje hacia Vallgorguina en ese mismo punto, ya que desde las torres, cogían velocidad con sus escobas.


Pero la magia, aunque forme parte de la leyenda, están en la propia alma de los pueblos, y bien cierto es que en el siglo XVII ya está documentada la existencia de una cruz en la cima de la colina de Montcabrer, de 311 metros de altitud.

El primero de mayo del año 1707 una fuerte lluvia estropeó gravemente los cultivos y los sembrados de toda esta zona. Como signo de protección contra las tormentas, las granizadas y las maldiciones diabólicas, el 7 de junio del mismo año fue colocada, en este lugar, una cruz de madera que contenía las reliquias de los Sants Màrtirs de Vilassar de Dalt.

Pero las brujas, que no paran, son rencorosas y se enfrentan a los santos, hicieron que veinte años después, un rayo estropeara la cruz, rapidamente se sustituyó por otra de hierro.

Las reliquias fueron devueltas a su lugar de origen. La cruz fue retirada durante la Guerra Civil y, una vez acabada, el pueblo de Cabrils puso una nueva, que fue sustituida por la actual, a mediados de los años ochenta. De la misma cruz desciende un caminito en dirección sur hacia el mar y, bajando, en medio de una roca, hay una cueva y, más abajo, la cueva de las Buenas Mujeres, donde, según la leyenda, la bruja que habitaba favorecía a los pobladores de estos pagos.

Hace unos años, un grupo de brujas, presididas por una anciana entrañable, de nombre Morgana, cuyos poderes hay que reconocer que eran más que evidentes, se reunían en secreto el día de San Juan, y ¡ ay ! del que no fuera invitado.

El Príncipe de Septimio-Bathzabbay el Tadmur
Gran Maestre