Los técnicos japoneses siguen sin poder frenar la crisis nuclear casi tres semanas después de los accidentes en la planta atómica de Fukushima.
Japón se plantea medidas extraordinarias como rociar con resina sintética la central parecen actos desperados del gobierno para detener la peligrosa emisión de radiación.
TOKIO. La medida, difundida hoy por la agencia Kyodo, prevé que un vehículo dirigido a control remoto rocíe con resina sintética los reactores de la averiada planta Fukushima para intentar detener la emisión de radiación.
El gobierno planea empezar con la medida extraordinaria el jueves.
Se espera que la resina sintética, que se disuelve en agua, fije e inmovilice las partículas radiactivas para evitar que éstas sean arrastradas por el viento, según Kyodo.
El gobierno y los expertos nucleares discuten "toda posibilidad" para poner bajo control la planta averiada, dijo antes el portavoz gubernamental, Yukio Edano, respecto a las medidas barajadas para hacer frente a la crisis.
Las autoridades hablaron también de la idea es cubrir los reactores con una especie de tejido para evitar la emisión de radiación. Debido a la alta radiactividad, el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) recomendó hoy mismo la evacuación de Iitate, una localidad de 7.000 habitantes cercana a Fukushima.
Equipos del OIEA midieron en Iitate, ubicado unos 40 kilómetros al noreste de la planta, una radiación demasiado alta. "Los primeros cálculos indican que uno de los criterios operativos para evacuación ha sido superado", dijo el experto Denis Flory.
El OIEA no cuenta sin embargo con amplias competencias en la seguridad nuclear y sólo puede recomendar medidas a sus Estados miembros, pero no ordenarlas.
Las recientes mediciones elevadas de yodo 131 en el mar son en general un indicio de una creciente radiación. Los niveles en el océnao ante Fukushima superaron en 3.355 veces el nivel permitido de yodo 131. La organización ecologista Greenpeace advirtió también de serios peligros para la salud de los habitantes tras mediciones propias.
Debido a la preocupante situación, la organización recomendó una ampliación de la zona de evacuación de los actuales 20 a 40 kilómetros. El peligro es sobre todo alto para niños y mujeres embarazadas, señaló Greenpeace.
En la localidad de Tsushima, a unos 35 kilómetros de la instalación nuclear, se midieron hasta 100 microsievert por hora, cifra que, según Greenpeace, implica que el límite anual de exposición máxima para seres humanos se puede alcanzar en ocho horas.
"Definitivamente no es seguro para la gente quedarse en Iitate, sobre todo para niños y mujeres embarazadas. Podrían recibir la exposición máxima permitida al año en pocos días", dijo el experto de la organización Jan van de Putte en Tokio.
El gobierno japonés, por otro lado, señaló que no quiere que ninguno de los seis reactores de Fukushima I vuelva a operar. "Está claro si uno piensa en las circunstancias sociales", explicó Edano.
La administradora de la planta, la energética Tepco, no descartó en cambio que los reactores 5 y 6, que aún están en capacidad de funcionar, vuelvan a trabajar. La empresa sólo quiere por ahora desactivar definitivamente los cuatro primeros bloques, dañados irreparablemente.
Por otro lado, los técnicos que trabajan en la instalación empiezan a dar cada vez más señales de cansancio. Entre ellos también crece el miedo a sufrir daños de salud crónicos, según declaraciones de un directivo de una firma contratada al diario "Asahi Shinbun".
Expertos consideran que el proceso para descartar definitivamente una posible fusión de núcleo puede tardar meses. Tepco ha prometido mejorar las condiciones laborales de los técnicos, cada vez más nerviosos y agotados.
El presidente de Tepco, Masataka Shimizu, tuvo que ser hoy llevado a un hospital. Según Kyodo, Shimizu, que no había comparecido en público durante más de dos semanas, sufrió una subida de presión y tuvo mareos. En Japón circulaban desde hace días rumores de que podía haber huido al extranjero o incluso haberse suicidado por la catástrofe atómica.
La empresa, por su parte, cuenta con una lenta estabilización de la situación en las plantas. Pese a ello, aclaró Tepco, los cuatro primeros bloques siguen sin haber sido controlados definitivamente.
El clima empezó hoy también a causar preocupación, ya que se prevé que el viento, que soplaba hasta ahora hacia el océano, cambie de dirección. Con ello, las ráfagas podrían llevar las partículas radiactivas hasta Tokio. Se espera, sin embargo, que el viento vuelva a cambiar de dirección el jueves.
El gobierno está considerando asimismo introducir un horario de verano para permitir el ahorro de energía a grandes compañías. Japón no cambia hasta ahora la hora en verano, como es habitual en otros países.
Las autoridades han tenido que racionar el suministro eléctrico en varias regiones tras el terremoto y el posterior tsunami del 11 de marzo. Expertos temen una escasez de energía a largo plazo, con consecuencias negativas para la economía del país.



