Thursday, August 12, 2010

La rareza de la diferencia.-

Si a usted no le importa molestar a su familia y a sus amigos, pruebe a preguntarles por qué les importan los automóviles nuevos, los partidos de fútbol, los ascensos en el trabajo, las ropas bonitas, los ordenadores más potentes, los restaurantes de lujo, etc.

Las conversaciones de este tipo tienen dos características extrañas. En primer lugar, no se producen casi nunca. Es probable que la gente no lo odie a usted por hacer preguntas de este tipo, pero las preguntas les parecerán extrañas. Hay ciertas cosas en la vida que simplemente se dan por supuestas. En segundo lugar, la gente rara vez tiene buenas respuestas a este tipo de preguntas. Hasta las personas muy inteligentes y con estudios pueden no tener idea de la respuesta, a no ser que estén al tanto de los últimos avances de la psicología evolutiva.

Al fin y al cabo, cuando formulamos preguntas como éstas, los interrogados suelen alegar que "hacen lo natural" o que "es la naturaleza humana". Esto también es extraño, pues es probable que les enseñasen en la escuela que la supuesta naturaleza humana no existe. A mí me lo enseñaron. Parece que ellos no lo creen, ni tampoco lo creo yo.

Lo más probable es que a usted también le enseñasen en la escuela que los seres humanos son infinitamente flexibles, que las personas son capaces, en teoría, de seguir casi cualquier modo de vida imaginable. Quizás le enseñaran que todos los demás animales tienen instintos, pero que el instinto es una fuerza despreciable en la vida humana, pues los seres humanos podemos pensar, recordar y aprender los unos de los otros de un modo que no está al alcance de los demás animales. También es probable que usted haya leído esta opinión en libros. Casi todo el mundo la compartía hasta hace cosa de veinte años.

Si existe algo llamado naturaleza humana, que viene a ser igual en todo el mundo y en todos los momentos de la historia, y que no difiere mucho de la naturaleza chimpancesca, de la naturaleza goriliana o de la naturaleza mandriliana. Voy a explicarle lo que es la naturaleza humana, ser raro y diferente, y cómo se hizo así. (Es un tema complejo, de modo que tendré que dejar de lado muchos detalles.) No serán sólo ideas mías. En los últimos veinte años, los biólogos especializados en conducta humana y los antropólogos y psicólogos con una visión evolutiva de sus temas de estudio han recopilado un amplio hábeas de investigaciones científicas que apoyan esta postura.

Consideremos los doce fenómenos siguientes:

• Entre todas las cosas malas que pueden suceder a una persona, se considera en general que la muerte de un hijo es la peor, y los hijos se recuperan mucho mejor de la muerte de un progenitor que los padres de la muerte de una hijo.

• En todo el mundo los hombres tienden más que las mujeres a abandonar, a descuidar o a maltratar a sus hijos, y los niños adoptados tienen más probabilidades de ser maltratados o abandonados por su padre o madre adoptiva que los hijos naturales.

• Las expresiones faciales que transmiten emociones son semejantes en todo el mundo.

• A todas las personas, en todos los lugares, les producen recelo las serpientes y las arañas, pero suelen despreocuparse de peligros mayores como son los vertidos tóxicos y los conductores borrachos.

• A la gente de todo el mundo le interesan intensamente las cuestiones de parentela. Procuran no olvidar quiénes son sus parientes, dónde están y cómo les va.

• En todo el mundo y en todas las épocas de la historia las personas han aborrecido las relaciones sexuales entre parientes próximos (entre padres e hijos, entre abuelos y nietos, entre hermanos, en muchos casos también entre primos carnales).

• En todas las sociedades, las personas reconocen diversas formas de nivel social, y todos temen la pérdida del nivel social que ostenten.

• Las mujeres, incluso las feministas modernas, siempre han se han sentido atraídas por los hombres relativamente dominantes y prósperos.

• En casi todas las sociedades de la Tierra, del pasado o del presente, a los hombres les interesan mucho las relaciones sexuales circunstanciales con mujeres, mientras que las mujeres son muy selectivas al elegir a sus compañeros sexuales.

• Los hombres maduros prefieren en general, en todas partes, casarse con mujeres más jóvenes.

• En casi todas las sociedades que se han estudiado hasta el momento, los hombres intentan vencer a otros hombres en competiciones deportivas, y los campeones deportivos son considerados compañeros sentimentales deseables por muchas mujeres.

• La poligamia (un hombre con dos o más esposas) ha sido común en muchas culturas, mientras que la poliandria (una mujer con dos o más maridos) ha sido bastante rara.


¿Por qué son así las cosas?

Es posible que a usted no le agrade esta lista. Quizás discuta algunas de mis generalizaciones, aunque si comprueba más a fondo los hechos descubrirá que son ciertos. Puede que se le ocurran contraejemplos. Existen algunos, pero no muchos. Quizás sospeche que yo tengo mis motivos ocultos para preguntarle por qué son así las cosas. Tal vez le inquiete la posibilidad de que yo presente estas afirmaciones porque soy un varón blanco y heterosexual que creo que las mujeres deben ocupar un papel secundario con respecto a los hombres, o que debe condenarse la homosexualidad, o que ciertos grupos étnicos deben seguir dominando a otros grupos étnicos, o que los ricos merecen ser ricos y los pobres merecen ser pobres.

En realidad, no creo que las cosas deban ser así. Si lo creyera, no estaría escribiendo estas letras. No creo que las cosas tengan que ser así. Si pregunto por qué son así las cosas, es para demostrar algo muy concreto. Es casi imposible explicar tales cosas ( y otras docenas de cosas como ellas) sin recurrir a la naturaleza humana y al instinto.

Intente verlo de este modo: ¿Cómo sería la vida humana si la gente no tuviera más que sentimientos racionales con respecto al sexo; si sólo tuvieran hijos por causas lógicas; si no existieran los niveles sociales o a la gente no les importasen; si las personas no compitieran entre sí de diversos modos; si no existieran los celos sexuales; si a la gente no le importase el atractivo físico; si los padres no establecieran vínculos apasionados con sus hijos; si a la gente no le interesasen las relaciones de parentesco? Si usted es una persona idealista y con imaginación, puede creer en un primer momento que el mundo sería mejor de ese modo. Pero si reflexiona un poco más, quizás advierta que un mundo así sería tan ajeno a nosotros que resulta muy difícil concebirlo. Nunca ha existido en la Tierra una cultura que viviera así.

El modo de vida que yo propongo (basado en desear lo que se tiene de acuerdo con los principios de Compasión, Atención y Gratitud) es contrario a la naturaleza humana. Es propio de la naturaleza humana desear lo que no se tiene. Para tener esperanzas de éxito en la tarea de desear lo que se tiene, usted debe comprender con qué se enfrenta. Si lo comprende, su decisión puede reforzarse, y podrá disponer de más recursos cuando el camino se ponga duro.

Para comprender la naturaleza humana y cómo llegó a ser tal como es, debe comprender un poco la evolución y el instinto. Los seres humanos tenemos nuestras inclinaciones naturales exactamente del mismo modo que las tienen los narcisos, las lombrices, los puercoespines, los leones y los chimpancés.

El Príncipe de Septimio-Bathzabbay El Tadmur