Friday, April 09, 2010

Rey de Reyes - Otra mirada sobre Jesús .-

Estos últimos días la atmósfera de pascua inundó las pantallas de televisión de todo el mundo, y fue así que películas de antaño recrearon escenarios bíblicos donde una presencia acaparó la atención de la mayoría de las historias, el cual no es otro que Jesús, que quién escribe bautizó hace mucho como el pescador.

Es difícil hacerse una idea de esta figura tan representativa, y a su vez despersonalizarla de la poderosa institución que dice respaldarla. Quizás la idea de un Jesús no compatible con la Iglesia pueda sonar para algunos como un sacrilegio difícil de aceptar, lo cual no impide que desde Crónica Subterránea lo pensemos, porque definitivamente muy alejado se encuentra el ideal que una vez moró en el espíritu de los primeros fieles, seguidores de aquellos mensajes inmortales, que el pescador supo difundir.

Tal es la desfiguración actual, y la perversión de aquellos valores originales, que la única manera de volver a enunciarlos es distanciarlo de la institución que como decimos, no representa en lo absoluto la imagen de su portador. Por suerte ya no estamos en los días que hablar sobre la “no representatividad de la Iglesia como vínculo con el hijo de Dios” podría ocasionar caer en las redes de la santa inquisición, encargada de evitar estos desmanes orales, así como escritos.



Y entonces repensar un Jesús transitando el milenio se hace más necesario que nunca, porque ya con independencia de sus celosos guardianes, podemos entonces hablar libremente de su verdadera esencia sin temor al castigo así como escarnio por opinar diferente.

Muchos de ustedes se preguntaran que con los estudios llevados a cabo desde Crónica Subterránea, nuestro pensamiento sería crítico, y hasta dudoso de una figura que muchos consideran la más importante de la historia de la humanidad. Esta declaración no impide que su existencia genere controversias, y hasta se dude si alguna vez el Nazareno realmente jugo algún papel en el intricado laberinto de los hechos pasados.

Sin embargo, en lo personal, y teniendo en cuenta mi ascendencia, judeo-cristiana no practicante, y desvinculada en la actualidad de cualquier simpatía religiosa, Jesús, adquiere un significado vital en el corazón de esta investigadora, instalándose como un misterio difícil de razonar, algo ilógico para quién se encuentra buscando pruebas de un pasado aún no revelado. Y es que la llamada “fe” o “creencia” no pueden explicarse, solamente se experimentan, instalándose de improviso cuando menos se espera.

Esta misma disyuntiva, el de sentir a Jesús, aunque no se siguiera la observancia católica, fue abordado también por el gran antroposofiíta Rudolf Stein er, quién en su obra La Búsqueda del Santo Grial, revela la sorpresa de sus estudios en el campo del mundo espiritual, al comprobar que Jesús si aparecía reflejado en el gran registro cósmico, al Steiner tenía acceso debido a sus extraordinarias facultades.

En nuestras indagaciones subterráneas, el Nazareno también tiene un papel, aún en incógnita, sobre este gran reino oculto, que es el objeto principal de nuestra búsqueda. Así vemos como en el relato de su nacimiento, la cueva aparece como uno de los actores claves, y simbolismo por demás elocuente.


Recordemos que la cueva o caverna se asocia con el útero materno, renacimiento y vuelta a la fuente primigenia. Por lo tanto no es un dato menor, y menos al asociarlo con Jesús si pensamos en su obra posterior.

Junto con la caverna donde Jesús hace su aparición, la visita de los “tres reyes magos”, representa “otros de los misterios mayores”, por el tiempo desvirtuado en cuanto a su “verdadero papel”, y que para su cabal comprensión debemos vincular estas presencias a la existencia de la hermandad rectora, que más de una vez hicimos alusión.

Por último la estrella guía de los enigmáticos soberanos, a la cual queremos desde ya disociar de la lectura extraterrestre que apresuradamente muchos enuncian cuando se trata de este pasaje, es quizás la clave que solo podrá resolverse si enfocamos el enigma dentro del escenario correcto, donde en los actuales tiempos “estrellas extrañas” se pasean en los cielos interactuando con los hombres, como aquella vez, hace ya dos mil años.
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