Monday, April 05, 2010

DON JOSÉ MANUEL MOSQUERA CASTELO, PRÍNCIPE DE TADMUR.-

El Príncipe José Enmanouel tiene 36 años, su historia es la de un hombre que tiene el mérito de su obstinada lucha en busca de sus raíces para demostrar quién es, lo que supone un riesgo permanente.

Aceptó su destino y comenzó una peregrinación en busca de testigos, declaraciones y documentos, para recomponer el impresionante rompecabezas que se planteaba ante él.

Algunos de sus familiares habían encontrado un lugar de reposo, un trabajo, organizado una familia y no querían enfrentarse con la Historia porque habían renunciado a su destino.

Nació en Trogen (Suiza) y tiene sus raíces en Siria, desde hace diez años se ha tratado, y aún se trata, de desacreditarle, de hacerle callar. El encarnizamiento y la violencia empleada contra Él por sus enemigos demuestran por si mismos, que dice la verdad. Lo que es y puede representar, sigue siendo un obstáculo tal para algunos, que no han vacilado en recurrir a todos los medios para intentar desacreditarle y, así, invalidar su testimonio y el símbolo que representa.

La Familia procede de tres dinastías bizantinas; a través del matrimonio de San Vladimiro, Gran Duque de Kiev, con la Príncesa Ana, hija del Emperador Romanos II y de la Emperatriz Teofanos, está ligada a la Casa de Macedonia, así como a la Casa Comnena a través de su antepasada Elena de Bizancio.

La Casa de los Septimio-Bathzabbay el Tadmur, ortodoxa con sucesiones apostólicas válidas desde San Andrés y San Pedro hunde su tradición en el mismo origen del mundo, y corre por sus venas el parentesco con otras Casas Reales y nobles de Oriente y Occidente.

Vivimos un mundo en el que la malevolencia, el odio y la envidia se alían muy rápida y fácilmente a un mal más terrible aún: la ignorancia. Así, una vez más, se ponen en evidencia el encono y necedad de sus enemigos.

En cuanto al Príncipe, no trata de convencer ni de probar nada. Su propósito no es este.
Sirva su lucha a todos aquellos que tratan de encontrar la VERDAD, y sobre todo, la JUSTICIA.

Está realmente lejos de clamores inútiles y de los furores estériles.

El llamado gran “viento de la Historia” le ha agitado de la manera más violente; y aún volverá hacerlo, estamos seguros de ello. Nada se le ha ahorrado al Príncipe de Tadmur en esta vida, aún breve, infortunios, tragedias, calumnias e insultos, mentiras, traiciones y cobardías, falsos amigos y enemigos verdaderos, en un exilio perpetuo y cambiante. Pero, contrariamente a las esperanzas secretas de algunos, prosigue su camino y el de la Orden Bonaria.

Cada obstáculo, cada prueba, es de fuego destinada a forjar su carácter y hacer más fuerte su determinación por los necesitados y las labores humanitarias. Creo, observar, que hace ya mucho tiempo que le dejan indiferente el odio de sus enemigos, la necedad de los ignorantes y las alabanzas o cumplidos de los falsos amigos. Teniendo presente su “razón de ser”, en el corazón, seguro de tener a su lado la Razón y el Derecho.

Más que cualquier otro, un PRÍNCIPE debe saber hacer esfuerzos, aceptar la adversidad más dura e injusta, afrontar el obstáculo sin tratar de rodearlo, luchar sin resignarse jamás y saber encontrar soluciones sin lamentarse de los hombres ni las cosas.


Rodolfo San Estevan.
Emb. En Rep. Bolivariana , Venezuela.
Historiador.
Orden Bonaria.