En octubre los cristianos de todo el mundo, y muy especialmente los Bonarios celebramos la fiesta del Tránsito (Transitus), es decir, el paso de San Francisco de Asís de la vida terrenal a la plenitud de la vida eterna. Francisco muy conocido por su amor y entrega total al servicio de los niños, ancianos y pobres de este mundo, tal vez por haber nacido en un pesebre o establo en Asis, justo allí donde el pasado 25 de Noviembre , en esa Iglesia Nueva, el Prior General Fray Gianmaria Polidoro, OFM, estuviera junto al Gran Maestre Bonario, Príncipe Septimio , y bendijera las santas reliquias, ahora confiadas a nuestra orden y a la Iglesia Ortodoxa de España, allí mismo San Francisco inició la hermosa tradición de poner nacimientos el 25 de Diciembre, Día del Sol Invicto y sus actos hacen de él , el primer Ministro de Acción Social del mundo, por su compromiso con la “Dama Pobreza” y es también el primero de los Ecologistas, por su comunión extraordinaria con la naturaleza, pero aunque mucho podríamos hablar de este hombre que transformó a la Iglesia en el siglo XIII, vamos dedicarnos a San Francisco como instrumento de paz y fundador del dialogo inter religioso.
A través de toda su vida mantuvo una posición de no violencia y uno de los relatos más bellos de su vida ,es su visita y conversación amistosa con el Sultán de Bagdad en la época de las Cruzadas. A pesar del enorme peligro que corría, Francisco fue con la intención de convertir al cristianismo a los musulmanes. El amor cristiano, el mensaje de paz y su fe impresionaron profundamente al Sultán, que lejos de hacerle daño a Francisco, lo dejó marchar mostrando una mayor comprensión hacia los cristianos. Fue el primer diálogo interreligioso. A partir de ese momento, los franciscanos pudieron radicarse en Tierra Santa bajo el dominio musulmán y, con permiso de ellos, cuidar algunos Lugares Santos del cristianismo. Asís se ha convertido hoy en el centro mundial de ecumenismo y del diálogo interreligioso.
Francisco, firme en su decisión de seguir al Jesús Cordero, pobre y manso de corazón, le pidió a todos sus hermanos que se saludaran con estas palabras: “Paz y Bien”, es n la Leyenda de los Tres Compañeros que encontramos la admonición de Francisco a sus hermanos: “Que la paz que anuncian de palabra la tengan, y en mayor medida, en sus corazones. Que ninguno se vea provocado por ustedes a la ira o al escándalo, sino que por vuestra mansedumbre todos sean inducidos a la paz, a la benignidad y a la concordia. Pues para esto hemos sido llamados: para curar a los quebrados, para vendar a los heridos y para corregir a los equivocados”.
Hoy escuchamos con frecuencia la famosa Oración de San Francisco: “Señor, hazme un instrumento de tu paz”, que ha sido traducida a casi todos los idiomas y
es la oración ecuménica por excelencia; algunas iglesias y congregaciones no católicas la han adoptado incluso como texto litúrgico; ha sido pronunciada como “ Apertura “ en las Naciones Unidas y últimamente, está teniendo una gran acogida entre religiones no cristianas, como el Islam, Budismo e Hinduismo. Al celebrarse este año, 2009, el Congreso Inter Religioso de Milán, la Dra. Gabriella Laborga traspaso a nuestras manos el “ Mandir della Pace “, simbolizado en una antorcha olímpica que siempre esta encendido en Asís, al lado del cuerpo de San Francisco, esta herencia franciscana, se hizo “ Rayo de Luz “ en Turín, y otra vez el Hinduismo, Budismo, Teosofía, Shiks, Romanos, Ortodoxos, Judíos, Protestantes y Tibetanos, fuimos congregados por el Espíritu de San Francisco, en la Figura del Mahatma Gandhi, y su ultimo discípulo vivo, el Padre Anthony Elenjmittan OP, en dicho Congreso la Confederación Mundial de Yoga pidió a la Orden Bonaria, para que tramite su ingreso en la Naciones Unidas, como Órgano de Consulta, afín de que más de 300 millones de practicantes en todo el mundo, puedan ser escuchados, y es en esas actitudes concretas de Milán, Turín y Asís que notamos la permanente actualidad de la Orden Franciscana en el difícil terreno de la Paz y el Ecumenismo interreligioso, y así seremos capaces de unir nuestras voces en la plegaria de Francisco para este nuevo siglo, tan violento y tan necesitado de paz entre los seres humanos.
Señor, hazme un instrumento de tu paz:
donde haya odio, ponga yo amor,
donde haya ofensa, ponga yo perdón,
donde haya discordia, ponga yo armonía,
donde haya error, ponga yo verdad,
donde haya duda, ponga yo la fe,
donde haya desesperación, ponga yo
esperanza,
donde haya tinieblas, ponga yo la luz,
donde haya tristeza, ponga yo alegría.
Oh, Señor, que no me empeñe tanto
en ser consolado como en consolar,
en ser comprendido,
como en comprender,
en ser amado, como en amar;
porque dando se recibe, olvidando se encuentra,
perdonando se es perdonado,
muriendo se resucita a la vida .
Amén.
Monseñor Alfredo Montrezza
A través de toda su vida mantuvo una posición de no violencia y uno de los relatos más bellos de su vida ,es su visita y conversación amistosa con el Sultán de Bagdad en la época de las Cruzadas. A pesar del enorme peligro que corría, Francisco fue con la intención de convertir al cristianismo a los musulmanes. El amor cristiano, el mensaje de paz y su fe impresionaron profundamente al Sultán, que lejos de hacerle daño a Francisco, lo dejó marchar mostrando una mayor comprensión hacia los cristianos. Fue el primer diálogo interreligioso. A partir de ese momento, los franciscanos pudieron radicarse en Tierra Santa bajo el dominio musulmán y, con permiso de ellos, cuidar algunos Lugares Santos del cristianismo. Asís se ha convertido hoy en el centro mundial de ecumenismo y del diálogo interreligioso.
Francisco, firme en su decisión de seguir al Jesús Cordero, pobre y manso de corazón, le pidió a todos sus hermanos que se saludaran con estas palabras: “Paz y Bien”, es n la Leyenda de los Tres Compañeros que encontramos la admonición de Francisco a sus hermanos: “Que la paz que anuncian de palabra la tengan, y en mayor medida, en sus corazones. Que ninguno se vea provocado por ustedes a la ira o al escándalo, sino que por vuestra mansedumbre todos sean inducidos a la paz, a la benignidad y a la concordia. Pues para esto hemos sido llamados: para curar a los quebrados, para vendar a los heridos y para corregir a los equivocados”.
Hoy escuchamos con frecuencia la famosa Oración de San Francisco: “Señor, hazme un instrumento de tu paz”, que ha sido traducida a casi todos los idiomas y
es la oración ecuménica por excelencia; algunas iglesias y congregaciones no católicas la han adoptado incluso como texto litúrgico; ha sido pronunciada como “ Apertura “ en las Naciones Unidas y últimamente, está teniendo una gran acogida entre religiones no cristianas, como el Islam, Budismo e Hinduismo. Al celebrarse este año, 2009, el Congreso Inter Religioso de Milán, la Dra. Gabriella Laborga traspaso a nuestras manos el “ Mandir della Pace “, simbolizado en una antorcha olímpica que siempre esta encendido en Asís, al lado del cuerpo de San Francisco, esta herencia franciscana, se hizo “ Rayo de Luz “ en Turín, y otra vez el Hinduismo, Budismo, Teosofía, Shiks, Romanos, Ortodoxos, Judíos, Protestantes y Tibetanos, fuimos congregados por el Espíritu de San Francisco, en la Figura del Mahatma Gandhi, y su ultimo discípulo vivo, el Padre Anthony Elenjmittan OP, en dicho Congreso la Confederación Mundial de Yoga pidió a la Orden Bonaria, para que tramite su ingreso en la Naciones Unidas, como Órgano de Consulta, afín de que más de 300 millones de practicantes en todo el mundo, puedan ser escuchados, y es en esas actitudes concretas de Milán, Turín y Asís que notamos la permanente actualidad de la Orden Franciscana en el difícil terreno de la Paz y el Ecumenismo interreligioso, y así seremos capaces de unir nuestras voces en la plegaria de Francisco para este nuevo siglo, tan violento y tan necesitado de paz entre los seres humanos.
Señor, hazme un instrumento de tu paz:
donde haya odio, ponga yo amor,
donde haya ofensa, ponga yo perdón,
donde haya discordia, ponga yo armonía,
donde haya error, ponga yo verdad,
donde haya duda, ponga yo la fe,
donde haya desesperación, ponga yo
esperanza,
donde haya tinieblas, ponga yo la luz,
donde haya tristeza, ponga yo alegría.
Oh, Señor, que no me empeñe tanto
en ser consolado como en consolar,
en ser comprendido,
como en comprender,
en ser amado, como en amar;
porque dando se recibe, olvidando se encuentra,
perdonando se es perdonado,
muriendo se resucita a la vida .
Amén.
Monseñor Alfredo Montrezza
