Thursday, November 05, 2009

Yo tenía un Camarada.-

Murió un grande y los diarios de Buenos Aires, Argentina ni se enteraron que el abanderado de la causa por la Beatificación de Eva Perón, entregara su vida en la mañana del 29 de Setiembre, rodeado de su esposa, camaradas, amigos y fieles, Don Jorge Alejandro, yo lo llamaba siempre Alejandro, cuando tomábamos unos mates, en su casita de San Vicente, cerca de la Capilla de Piedra del Padre Franc Primozic, me quiero despedir de este cura gaucho, milicote y duro, gran nacionalista, hijo de emigrados eslovacos, que me mostraba con orgullo su nuevo pasaporte europeo, ya que pensaba ir un día con Lorena su gentil esposa, Monseñor Alejandro era un Obispo de derechas, popular, pero de aquellos que tenía un cuadro de Codreanu en su casa, leía muchísimo, tenía las obras de Ceresole, Bochaca, y le gustava Dry la Rochelle y Cioran, de su propia web saco que nació en la ciudad de Bratislava el 21 de febrero de 1945.

Fue un hombre religioso desde su niñez y en su labor civil y para vivir con dignidad, fue un empresario desde 1984 a 1994. Presidente de la Cámara de Comercio de Benito Juárez, y máximo dirigente de la Federación Económica del Sur de la Provincia de Buenos Aires, compuesta de las siguientes Cámaras Empresarias: Tandil, Necochea, Tres Arroyos, Punta Alta ,Laprida, Lamadrid, San Cayetano; Lobería, Gonzalez Chaves y Dorrego.
Monseñor Alejandro era un cura de la disidencia, un luchador como Mons. Badanelli, y el Padre Pedro Arregui, tenia sucesión de Don Carlos Duarte, por las manos de los Obispos de la Iglesia Católica Argentina, Monseñor Bergonzi, Mons. Adrian Gabucci y de Monseñor Cufre, nosotros escribimos a su pedido la biografía del Beato Antonio Mamerto Gil, Santo Argentino, al cual Dom Alejandro tenia por patrono, igual que Santa Eva Duarte, la última vez que nos vimos fue para colocar la piedra fundamental de la Catedral de San Vicente, en enero del 2007, fue un día memorable, y ahora ya te marchaste amigo, te fuiste con el Coronel Saineldin, y de paso lo llamaste a Don Luis Castillo Mendez, otro viejo y querido amigo de mis años en Brasilia, un hombre de ideas muy claras, igual que tu, dos lobos contra el comunismo soviético de aquellos años.

La Iglesia seria, sacramental, nacional, está de duelo, y nosotros también.
La Orden Bonaria, le concede como último honor a una memoria llena de lucha, el Gran Collar “post mortem”. Que descanse en Paz.

Mons. Alfredo Montrezza.

QUE DIOS GUARDE SU ALMA

PONIENDO LA PRIMERA PIEDRA DE SAN VICENTE