Monday, October 12, 2009

Grandes Collares y Protectores Espirituales.-

Que hacen un cura discípulo de Gandhi, una Princesa de Sangre real India, un Profesor de psicología y Maestro de Yoga catalán, un Ministro del Gobierno de la India, un famoso y reconocido músico internacional, un Médico y Profesor de Ayurveda de Brasil, un severo Maestro de artes marciales de Salamanca, un Profesor y escritor de yoga de la ciudad de Roma, un Maestro de Espada de Portugal, dos conferenciantes y maestros de yoga de Milán recibiendo cada uno la nominación de Gran Collar de la Orden Bonaria, una Institución internacional de Caballeros y Damas extendida por el mundo para restaurar los valores y tradiciones sagradas de aquellos esforzados hombres y mujeres que desde el siglo noveno , hasta el final del siglo XIV, dieron sus vidas por construir el Reino de Dios aquí en la tierra.

El collar es una pieza de la indumentaria humana que tiene orígenes pre históricos, la fina cuerda de cuero sujetando los colmillos de un predador que asolaba la tribu o el clan, era el premio del guerrero que lo había abatido, los collares fueron cantados en las sagas y por los trovadores de Oc, pero en oriente las palabras de Ryadi en El Andalus, y de Muqtabis en Bagdad nos recuerdan las bellas historias de los collares de maravillas, siempre el circulo que une, lo celestial es circular escribe el Franciscano prohibido de Petropolis, Fray Leonardo Boff OFM, enfrentado a la dispersión, lo “ Dia Ballo “, en griego, Diabolico, lo que des-une.

Collar de coralina, o de camándulas, rueda solar entre los brazos de la cruz angloirlandesa, la cruz y el circulo, como en la bandera bonaria, el peto semicircular de plata y oro del comandante de la legión, collar de flores, carol, corola, corona, rueda de manos entrelazadas en torno al gran árbol, giran y giran formando guirnalda, collar, circulo de vida y alegría, unión de notas musicales y canto coral, del collar nace la melodía, y en Turín, la variedad de esas joyas humanas, engarzadas en un circulo bonario, traerán encendida esperanza, de que entre todos, siempre habrá un futuro, y de que el mañana, que nos pertenece, lo hicimos posible, otra vez, con esa singular magia bonaria, de tener entre nosotros uno, que junta los dispersos y con infinita paciencia, los va sumando al Gran Circulo, el Collar Mítico, que es de fuego azul para los hermanos y rayo que incinera, para los profanos.
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Mons. Alfredo Montrezza
Foto de Familia de los Grandes Collares en el Congreso de Turín.-

Con el músico Krisna Das, quién vivió más de 30 años en el Himalaya.