Poco ha cambiado en Gaza desde la guerra del pasado mes de enero, con miles de familias que siguen viviendo en tiendas y con casas y escuelas que todavía no son más que escombros y ruinas. Pero para muchos niños, la vida no es igual desde que Israel emprendió su ofensiva hace tres meses.
En enero las bombas israelíes arrasaron el edificio principal de esta escuela al norte de Gaza y destruyeron 8 de las 20 aulas. Los alumnos ya la había evacuado, pero el bloque de tres pisos se derrumbó. El piso superior sigue colgando peligrosamente sobre el patio de la escuela y enormes bloques irregulares de hormigón cuelgan de manera precaria. Y los 22 meses de bloqueo impuesto a Gaza significan poco sino ningún material para reconstruir las zonas destrozadas.
La profesora de inglés Ghada Abu Ward sigue viendo a diario el impacto que esto tiene sobre sus alumnos: “Están inseguros, frustrados, deprimidos, pensativos y soñadores todo el día, soñando despiertos, y después no se pueden concentrar y tienen malos resultados”, afirmó. “En los peores momentos han pensado 'quiero morir. Mis padres murieron en el ataque israelí, quiero estar con ellos, así que quiero morir. No tiene nada de bueno el estar vivo. Al menos cuando muera estaré en el cielo y en el paraíso'”.
Hermano 'ejecutado'
La niña Omsyat Awaja, de doce años, afronta una experiencia aún más dura que la de la mayoría. Unos días después del ataque a la escuela la casa de su familia fue bombardeada. Por medio de un traductor cuenta que los soldados israelíes mataron a tiros a su hermano de nueve años. También dispararon contra sus padres que resultaron heridos y ahora viven en una tienda en un campo cercano.
“Cuando mi hermano estaba en brazos de mi padre lo ejecutaron adrede, querían matarlo, disparar contra él”, dijo. “También recuerdo cuando hirieron a mis padres y estuvieron desangrándose durante cinco días. Espero que en el futuro abran los pasos fronterizos para que pueda entrar el material de construcción y volvamos a tener una casa. Pero el futuro nunca me devolverá a mi hermano”.
Los militares israelíes han descrito una y otra vez a su ejército como “el más moral del mundo” y afirmado que tienen cuidado de no matar civiles. Han justificado la campaña de bombardeos como una represalia por el disparo de cohetes contra Israel por parte de milicianos de Hamás. Pero el padre de Omsyat Awaja, Kamal, se pregunta por qué tenía que morir su hijo. “Durante toda la guerra los israelíes afirmaron que son demócratas, que son una sociedad civilizada”, dijo a través de un traductor. “Pero, ¿por qué ejecutaron a mi hijo? Así que todos ellos, todo el pueblo [israelí], todo el ejercito, quien hace esto, no lo son”.
Para los palestinos no podrá haber paz mientras Gaza permanezca aislada del resto del mundo, un bloqueo de dos años que ha mantenido presos a los palestinos y ha impedido que les lleguen suministros esenciales.
En enero las bombas israelíes arrasaron el edificio principal de esta escuela al norte de Gaza y destruyeron 8 de las 20 aulas. Los alumnos ya la había evacuado, pero el bloque de tres pisos se derrumbó. El piso superior sigue colgando peligrosamente sobre el patio de la escuela y enormes bloques irregulares de hormigón cuelgan de manera precaria. Y los 22 meses de bloqueo impuesto a Gaza significan poco sino ningún material para reconstruir las zonas destrozadas.
La profesora de inglés Ghada Abu Ward sigue viendo a diario el impacto que esto tiene sobre sus alumnos: “Están inseguros, frustrados, deprimidos, pensativos y soñadores todo el día, soñando despiertos, y después no se pueden concentrar y tienen malos resultados”, afirmó. “En los peores momentos han pensado 'quiero morir. Mis padres murieron en el ataque israelí, quiero estar con ellos, así que quiero morir. No tiene nada de bueno el estar vivo. Al menos cuando muera estaré en el cielo y en el paraíso'”.
Hermano 'ejecutado'
La niña Omsyat Awaja, de doce años, afronta una experiencia aún más dura que la de la mayoría. Unos días después del ataque a la escuela la casa de su familia fue bombardeada. Por medio de un traductor cuenta que los soldados israelíes mataron a tiros a su hermano de nueve años. También dispararon contra sus padres que resultaron heridos y ahora viven en una tienda en un campo cercano.
“Cuando mi hermano estaba en brazos de mi padre lo ejecutaron adrede, querían matarlo, disparar contra él”, dijo. “También recuerdo cuando hirieron a mis padres y estuvieron desangrándose durante cinco días. Espero que en el futuro abran los pasos fronterizos para que pueda entrar el material de construcción y volvamos a tener una casa. Pero el futuro nunca me devolverá a mi hermano”.
Los militares israelíes han descrito una y otra vez a su ejército como “el más moral del mundo” y afirmado que tienen cuidado de no matar civiles. Han justificado la campaña de bombardeos como una represalia por el disparo de cohetes contra Israel por parte de milicianos de Hamás. Pero el padre de Omsyat Awaja, Kamal, se pregunta por qué tenía que morir su hijo. “Durante toda la guerra los israelíes afirmaron que son demócratas, que son una sociedad civilizada”, dijo a través de un traductor. “Pero, ¿por qué ejecutaron a mi hijo? Así que todos ellos, todo el pueblo [israelí], todo el ejercito, quien hace esto, no lo son”.
Para los palestinos no podrá haber paz mientras Gaza permanezca aislada del resto del mundo, un bloqueo de dos años que ha mantenido presos a los palestinos y ha impedido que les lleguen suministros esenciales.