Los niños abandonados, vagabundos o sin escolarizar, para los cuales la calle es su único hogar, suman decenas de millones en el mundo. "Esta cantidad, parece acrecentarse en los países que están más urbanizados, y las grandes ciudades como Calcuta, Nairobi, Marsella, Nueva York y Bogotá son monumentos para los de su condición", según un informe de las Naciones Unidas hecho público este mes de agosto."Forman grupos de tres, cinco o diez, que a menudo forman verdaderos clanes y se sienten más unidos a sus compañeros de la calle que a sus propios hermanos y hermanas", declaró Peter Tacon, perteneciente a la Fundación para la Infancia de las Naciones Unidas (Unicef).
Peter Tacon, que trabaja para los programas sobre niños en las calles de la organización, dijo que los jóvenes menores de 18 años que viven en las calles puede ser calculado en 90 millones en los países del Tercer Mundo, y 10 millones en los países industrializados. El problema parece más acuciante en Suramérica. La Unicef ha recogido un informe sobre Brasil en donde el alarmante número de niños de la calle asciende a 30 millones.
Unicef incluye en estas listas a niños que trabajan en la calle, pero que aún mantienen lazos con sus familias, y a aquellos que viven completamente fuera de casa. "A menudo forman grupos que llegan a ser muy coercitivos, como pequeñas sociedades móviles, que ofrecen a sus miembros una protección y una seguridad que nunca antes habían experimentado", añadió Tacon, citando el ejemplo de Río de Janeiro, donde los niños sin hogar aparecen en todas partes, en bandas organizadas en los parques, como vendedores en los bulevares y durmiendo cada noche envueltos en cartones o plástico en las playas. La gran mayoría de estos niños trabajan en la calle para ganar algún dinero que ayude a mantener a sus familias.
La emigración
Pero muchos son abandonados a su propia supervivencia sin ninguna protección, tras haber sido maltratados violentamente en hogares de suburbio o abandonados por adultos incapaces de mantenerlos por más tiempo. Tacon señaló la emigración a las ciudades como el primer factor que provoca que Suramérica sea "terreno abonado para que surjan los Oliver Twist del siglo XX".
Los niños son abandonados principalmente en las ciudades, donde los lazos de sus familias desarraigadas con sus comunidades se rompen. Los programas de ayuda que la Unicef ha puesto en marcha se dirigen a combinar la escolarización con un trabajo de media jornada, que incluye trabajos de artesanía con tejidos, cerámica, cuero y otros.
En una ciudad de Brasil de 30.000 habitantes con 2.300 niños vagabundos, Cachoeira Paulista, los propios jóvenes están llevando a cabo un programa de actividades remuneradas de trabajos con cristal, decoración a mano de camisetas, carpintería y alimentación de cerdos. Pero Peter Tacon asegura que hará falta el paso de muchas generaciones para lograr solventar el problema o sólo para detener el creciente número de niños vagabundos.
Tacon, un canadiense que ha criado seis niños vagabundos, además de los tres propios, dice que la calle no es mala en sí misma, sino los peligrosos abusos y explotación que los niños encuentran allí. "Durante años, ellos viven con la sensación de estar atrapados. ¿A qué otro lugar pueden ir?".
Unicef incluye en estas listas a niños que trabajan en la calle, pero que aún mantienen lazos con sus familias, y a aquellos que viven completamente fuera de casa. "A menudo forman grupos que llegan a ser muy coercitivos, como pequeñas sociedades móviles, que ofrecen a sus miembros una protección y una seguridad que nunca antes habían experimentado", añadió Tacon, citando el ejemplo de Río de Janeiro, donde los niños sin hogar aparecen en todas partes, en bandas organizadas en los parques, como vendedores en los bulevares y durmiendo cada noche envueltos en cartones o plástico en las playas. La gran mayoría de estos niños trabajan en la calle para ganar algún dinero que ayude a mantener a sus familias.
La emigración
Pero muchos son abandonados a su propia supervivencia sin ninguna protección, tras haber sido maltratados violentamente en hogares de suburbio o abandonados por adultos incapaces de mantenerlos por más tiempo. Tacon señaló la emigración a las ciudades como el primer factor que provoca que Suramérica sea "terreno abonado para que surjan los Oliver Twist del siglo XX".
Los niños son abandonados principalmente en las ciudades, donde los lazos de sus familias desarraigadas con sus comunidades se rompen. Los programas de ayuda que la Unicef ha puesto en marcha se dirigen a combinar la escolarización con un trabajo de media jornada, que incluye trabajos de artesanía con tejidos, cerámica, cuero y otros.
En una ciudad de Brasil de 30.000 habitantes con 2.300 niños vagabundos, Cachoeira Paulista, los propios jóvenes están llevando a cabo un programa de actividades remuneradas de trabajos con cristal, decoración a mano de camisetas, carpintería y alimentación de cerdos. Pero Peter Tacon asegura que hará falta el paso de muchas generaciones para lograr solventar el problema o sólo para detener el creciente número de niños vagabundos.
Tacon, un canadiense que ha criado seis niños vagabundos, además de los tres propios, dice que la calle no es mala en sí misma, sino los peligrosos abusos y explotación que los niños encuentran allí. "Durante años, ellos viven con la sensación de estar atrapados. ¿A qué otro lugar pueden ir?".