El día 15 de Marzo, se notaba que era domingo, un lleno absoluto en el Congreso. Empezó el conocido investigador y escritor Javier Sierra, en un interesante postulado sobre el alma, viajes astrales y bilocaciones.
Javier Sierra fue el fundador de la revista esotérica "Año Cero" y actualmente es subdirector de la decana de esta materia, "Más Allá", ha publicado ya tres libros de ensayos pero esta es su primera incursión en la narrativa.
El personaje central de "La dama azul" es la religiosa soriana Sor María de Agreda, "venerable" y en trance varias veces centenario de ser canonizada, proceso en el que encuentra, al parecer, insalvables dificultades. La peculiaridad de esta monja del siglo XVII se enriquece por circunstancias prodigiosas como el haber sido la confidente de Felipe IV -quien no tomaba una decisión trascendental sin consultarla y con quien intercambió una dilatada correspondencia -, el haber escrito una obra Mística Ciudad de Dios voluminosa dictada por la Virgen María y donde se describe con pelos y señales los años de infancia y mocedad de Jesús, y, por último, aunque no lo menos importante, el haber evangelizado a los indios Xumanas de la Baja California (o jumanas, como dice Javier Sierra), sin moverse ni un milímetro de su retiro conventual junto al Moncayo.
Estamos, por tanto, ante uno de los casos mejor documentados de bilocación. Es poco conocida una anécdota histórica que narra Casanova en sus memorias pues, durante su viaje por España, recaló en Agreda y, habiendo oído hablar de la monja, reclamó la lectura de los volúmenes de la Mística Ciudad de Dios, declarando luego que había estado a punto de entrar en un trance religioso a causa de su locura. Por lo demás la fama de heterodoxia acompañó siempre a la venerable, debido a su obra escrita los ilustrados del XIX la catalogaron junto a Ocampo y otros entre los "falsos cronicones", en su tiempo tuvo tratos con la Inquisición. Por lo demás Agreda, la ciudad de las tres culturas (cristiana, hebrea e islámica) ha sido siempre un semillero de herejías y disidencias.
Sor María de Ágreda, La Dama AzulLa dama azul es una novela, aunque, como dice su mismo autor, sería difícil desentrañar lo que es verdad y lo que no lo es. Sierra ha escogido una estructura ágil, donde se van entreverando las actividades de su "alter-ego", Carlos, las de un grupo de investigación vaticanista comandado por Giuseppe Baldi y que toma como seudónimos los nombres de los Cuatro Evangelistas, los sueños de una "vidente" norteamericana que ha trabajado para los servicios secretos y, por fin, las actividades de un misterioso grupo integrista...
El resultado es muy atractivo y podría constituir el guión de una película de éxito. Sinopsis:
Carlos y "Txema", su fotógrafo, miembros del "staff" de una revista Nueva Era, parten a la Sierra de Cameros en busca de las reliquias de un par de sábanas santas, copias de la Síndone. En Laguna de Cameros logran contemplar y fotografiar una de ellas. A continuación, deseando llegarse a La Cuesta, ya en Soria, se extravían y (por caminos incógnitos, basta observar un mapa) se encuentran de sopetón en Agreda. Allí Carlos visita el templo de la Venerable y comienza una investigación apasionante que le llevará muy lejos. Mientras, en Roma, un grupo de religiosos llevan años investigando en la Cronovisión, es decir, el viaje en el tiempo. Uno de ellos, Giuseppe Baldi, cometió años atrás una indiscreción filtrando algunos datos a la prensa, precisamente a Carlos. Este desliz provoca en el Vaticano una reacción de temor y los investigadores son llamados a capítulo.
Pronto comienzan a producirse sucesos misteriosos: uno de los religiosos, el padre Corso, se "suicida" en extrañas circunstancias. Mientras tanto, en los Estados Unidos, Jennifer Narody, "psíquica" del Departamento de Defensa, comienza a tener visiones clarísimas. Viaja al siglo XVII, a la Baja Californina y presencia la vida de los indios xumanas, la llegada de los primeros evangelizadores y hasta los advenimientos de la "Dama azul" (Sor María de Agreda). Asustada consulta a un psicólogo y atando cabos descubre que lleva sangre india en sus venas y que su abuela fue una especie de hechicera. Entra en escena José Luis, un ex-cura que ahora trabaja para la policía, especializado en sectas y misticismos más o menos delictivos. Carlos, ya en Madrid, investiga en la Nacional viejos pergaminos, entre ellos el memorial que el padre fray Alonso de Benavides dirigió a su majestad Felipe IV narrándole los progresos de la religión entre los indios californianos y donde se habla largamente de los prodigios de la "Dama azul", así descubre la existencia -aunque no tiene tiempo de examinarlo- de otro manuscrito, más amplio, anotado con escolios misteriosos.
Dicho manuscrito es robado a renglón seguido por un misterioso comando habilísimo de los mismos sótanos de la Biblioteca Nacional... La policía, y aquí entra en funciones José Luis, el ex-cura, investiga y descubre que los extraños ladrones han realizado, aquella noche, una llamada a un colegio religioso de Bilbao. Carlos recuerda entonces que las religiosas agredanas le han hablado de un fraile bilbotarra (Amadeo Tejada) que lleva los trámites de la canonización de la venerable y que vive, precisamente, en un colegio. Cotejados los teléfonos resultan ser el mismo. El viaje a Bilbao está servido. Allí el fraile quita importancia al haber recibido la llamada pero les da una nueva pista.
Han de acudir al monasterio de Loyola, donde trabaja otro padre que investiga la presencia en Sudamérica de evangelizadores anteriores a la llegada de Colón. Este les habla del monolito de Tiahuanaco, que representa un hombre barbudo (cuando los indios son lampiños) o del mito de Pay Tomé (que hubiera sido el apóstol Tomás), entre otras cosas les comunica que hace poco se recibió una carta en el monasterio proponiéndoles la compra de algunos manuscritos relacionados con el tema. La remitía Jennifer Narody desde los EE.UU.
Mientras tanto el padre Baldi, en Roma, tiene un extraño encuentro en la basílica de San Pedro, cuando un misterioso terrorista intenta dinamitar la columna de la Verónica. Un turista dispara su "nikon" sobre el fugitivo y la Guardia Suiza le requisa el carrete. Al ser revelado muestra una extraña silueta de lo que parece ser... un ángel.
Carlos viaja a USA para entrevistarse con Jennifer quien, mientras tanto, ha recibido un paquete de anónimo remitente que contiene un manuscrito que a ella no le dice nada y que arrumba distraída en un cajón. Se trata del sustraído en la Biblioteca Nacional de Madrid... Mientras Carlos, en pleno avión recibe mensajes telepáticos clarísimos. Le explican algunas claves del misterio que trata de desentrañar y él mismo deduce que se trata de seres angélicos.
En los sueños de Jennifer se va aclarando también la trama, ahora ve al padre Benavides y a otro religioso ya en España. Viajan a Agreda para interrogar a Sor María, de la conversación deducen que dos "albañiles" misteriosos que le ayudaron a construir el convento, son quienes le ayudan a atravesar el Atlántico en "una nube" que manejan a voluntad. Claramente son también dos ángeles...
Los trabajos de Robert Monroe
Investigador norteamericano que descubrió que sometiendo a una persona a la emisión de sonidos de diferente intensidad en ambos oídos se le podía inducir a un trance que colaboraba a la disociación entre el cuerpo físico y el astral, consiguiendo así que el segundo iniciara viajes y, desdoblado, pudiera visitar lugares, etc. Tanto los americanos como los rusos trataron de usar esta técnica para el espionaje de bases militares, silos nucleares, laboratorios de investigación, etc., del enemigo. Al fin y al cabo se trata de música, y ya Pitágoras habló de la capacidad que las notas musicales tienen de inducir a estados de ánimo. Esta técnica hubiera sido conocida por algunos músicos privilegiados y, según se mantiene en este libro, codificada por ciertos sectores de la Iglesia y usada para provocar "viajes astrales" a voluntad lo que, en definitiva, constituirían las apariciones marianas o las bilocaciones de religiosas como la de Agreda o la de Carrión. El temor de la Iglesia a que estos hechos fueran descubiertos es lo que lleva a "desmontar" el grupo de investigación vaticanista, lo que provoca la muerte del padre Corso o el secuestro del propio Giuseppe Baldi por otro misterioso "comando". La explicación final es que los llamados ángeles y los llamados "demonios" no serían más que dos facciones enfrentadas.
Los "leales" tratarían de mantener al hombre ignorante pero feliz mientras que los segundos (entre los que se encontraría el propio Jesús), serían partidarios de su "toma de conciencia", de fomentar su capacidad de elegir. Estos dos bandos son los que provocan el rifirrafe del que trata el libro. Los "leales" (la Iglesia de Roma, pues), habrían instrumentalizado el conocimiento "angélico" provocando así a voluntad, mediante la emisión de ondas sonoras, con la técnica luego descubierta por Robert Monroe, bilocaciones de determinadas religiosas que serían tomadas por la Virgen María (a este respecto Sierra cita que desde el año cuarenta de nuestra era, cuando la Virgen se aparece en el Pilar de Zaragoza "en carne mortal" hasta después del año mil no se conoce ninguna aparición, pero que luego comienzan a ser numerosas). Los "rebeldes" tratan, por el contrario, de denunciar esta manipulación, haciendo que el hombre toma conciencia del -relativo- fraude. Por eso hacen llegar el manuscrito a Jennifer, ya que en él, o mejor dicho, en sus comentarios anotados al margen estaban resumidas las "técnicas" utilizadas con Sor María de Agreda y con otras religiosas (como la de Carrión).
Lo que pudiera haber sido un ensayo se convierte, por lo tanto, en poco menos que una novela "negra" o detectivesca, sin que esto le quite ningún encanto, sino todo lo contrario.
El personaje central de "La dama azul" es la religiosa soriana Sor María de Agreda, "venerable" y en trance varias veces centenario de ser canonizada, proceso en el que encuentra, al parecer, insalvables dificultades. La peculiaridad de esta monja del siglo XVII se enriquece por circunstancias prodigiosas como el haber sido la confidente de Felipe IV -quien no tomaba una decisión trascendental sin consultarla y con quien intercambió una dilatada correspondencia -, el haber escrito una obra Mística Ciudad de Dios voluminosa dictada por la Virgen María y donde se describe con pelos y señales los años de infancia y mocedad de Jesús, y, por último, aunque no lo menos importante, el haber evangelizado a los indios Xumanas de la Baja California (o jumanas, como dice Javier Sierra), sin moverse ni un milímetro de su retiro conventual junto al Moncayo.
Estamos, por tanto, ante uno de los casos mejor documentados de bilocación. Es poco conocida una anécdota histórica que narra Casanova en sus memorias pues, durante su viaje por España, recaló en Agreda y, habiendo oído hablar de la monja, reclamó la lectura de los volúmenes de la Mística Ciudad de Dios, declarando luego que había estado a punto de entrar en un trance religioso a causa de su locura. Por lo demás la fama de heterodoxia acompañó siempre a la venerable, debido a su obra escrita los ilustrados del XIX la catalogaron junto a Ocampo y otros entre los "falsos cronicones", en su tiempo tuvo tratos con la Inquisición. Por lo demás Agreda, la ciudad de las tres culturas (cristiana, hebrea e islámica) ha sido siempre un semillero de herejías y disidencias.
Sor María de Ágreda, La Dama AzulLa dama azul es una novela, aunque, como dice su mismo autor, sería difícil desentrañar lo que es verdad y lo que no lo es. Sierra ha escogido una estructura ágil, donde se van entreverando las actividades de su "alter-ego", Carlos, las de un grupo de investigación vaticanista comandado por Giuseppe Baldi y que toma como seudónimos los nombres de los Cuatro Evangelistas, los sueños de una "vidente" norteamericana que ha trabajado para los servicios secretos y, por fin, las actividades de un misterioso grupo integrista...
El resultado es muy atractivo y podría constituir el guión de una película de éxito. Sinopsis:
Carlos y "Txema", su fotógrafo, miembros del "staff" de una revista Nueva Era, parten a la Sierra de Cameros en busca de las reliquias de un par de sábanas santas, copias de la Síndone. En Laguna de Cameros logran contemplar y fotografiar una de ellas. A continuación, deseando llegarse a La Cuesta, ya en Soria, se extravían y (por caminos incógnitos, basta observar un mapa) se encuentran de sopetón en Agreda. Allí Carlos visita el templo de la Venerable y comienza una investigación apasionante que le llevará muy lejos. Mientras, en Roma, un grupo de religiosos llevan años investigando en la Cronovisión, es decir, el viaje en el tiempo. Uno de ellos, Giuseppe Baldi, cometió años atrás una indiscreción filtrando algunos datos a la prensa, precisamente a Carlos. Este desliz provoca en el Vaticano una reacción de temor y los investigadores son llamados a capítulo.
Pronto comienzan a producirse sucesos misteriosos: uno de los religiosos, el padre Corso, se "suicida" en extrañas circunstancias. Mientras tanto, en los Estados Unidos, Jennifer Narody, "psíquica" del Departamento de Defensa, comienza a tener visiones clarísimas. Viaja al siglo XVII, a la Baja Californina y presencia la vida de los indios xumanas, la llegada de los primeros evangelizadores y hasta los advenimientos de la "Dama azul" (Sor María de Agreda). Asustada consulta a un psicólogo y atando cabos descubre que lleva sangre india en sus venas y que su abuela fue una especie de hechicera. Entra en escena José Luis, un ex-cura que ahora trabaja para la policía, especializado en sectas y misticismos más o menos delictivos. Carlos, ya en Madrid, investiga en la Nacional viejos pergaminos, entre ellos el memorial que el padre fray Alonso de Benavides dirigió a su majestad Felipe IV narrándole los progresos de la religión entre los indios californianos y donde se habla largamente de los prodigios de la "Dama azul", así descubre la existencia -aunque no tiene tiempo de examinarlo- de otro manuscrito, más amplio, anotado con escolios misteriosos.
Dicho manuscrito es robado a renglón seguido por un misterioso comando habilísimo de los mismos sótanos de la Biblioteca Nacional... La policía, y aquí entra en funciones José Luis, el ex-cura, investiga y descubre que los extraños ladrones han realizado, aquella noche, una llamada a un colegio religioso de Bilbao. Carlos recuerda entonces que las religiosas agredanas le han hablado de un fraile bilbotarra (Amadeo Tejada) que lleva los trámites de la canonización de la venerable y que vive, precisamente, en un colegio. Cotejados los teléfonos resultan ser el mismo. El viaje a Bilbao está servido. Allí el fraile quita importancia al haber recibido la llamada pero les da una nueva pista.
Han de acudir al monasterio de Loyola, donde trabaja otro padre que investiga la presencia en Sudamérica de evangelizadores anteriores a la llegada de Colón. Este les habla del monolito de Tiahuanaco, que representa un hombre barbudo (cuando los indios son lampiños) o del mito de Pay Tomé (que hubiera sido el apóstol Tomás), entre otras cosas les comunica que hace poco se recibió una carta en el monasterio proponiéndoles la compra de algunos manuscritos relacionados con el tema. La remitía Jennifer Narody desde los EE.UU.
Mientras tanto el padre Baldi, en Roma, tiene un extraño encuentro en la basílica de San Pedro, cuando un misterioso terrorista intenta dinamitar la columna de la Verónica. Un turista dispara su "nikon" sobre el fugitivo y la Guardia Suiza le requisa el carrete. Al ser revelado muestra una extraña silueta de lo que parece ser... un ángel.
Carlos viaja a USA para entrevistarse con Jennifer quien, mientras tanto, ha recibido un paquete de anónimo remitente que contiene un manuscrito que a ella no le dice nada y que arrumba distraída en un cajón. Se trata del sustraído en la Biblioteca Nacional de Madrid... Mientras Carlos, en pleno avión recibe mensajes telepáticos clarísimos. Le explican algunas claves del misterio que trata de desentrañar y él mismo deduce que se trata de seres angélicos.
En los sueños de Jennifer se va aclarando también la trama, ahora ve al padre Benavides y a otro religioso ya en España. Viajan a Agreda para interrogar a Sor María, de la conversación deducen que dos "albañiles" misteriosos que le ayudaron a construir el convento, son quienes le ayudan a atravesar el Atlántico en "una nube" que manejan a voluntad. Claramente son también dos ángeles...
Los trabajos de Robert Monroe
Investigador norteamericano que descubrió que sometiendo a una persona a la emisión de sonidos de diferente intensidad en ambos oídos se le podía inducir a un trance que colaboraba a la disociación entre el cuerpo físico y el astral, consiguiendo así que el segundo iniciara viajes y, desdoblado, pudiera visitar lugares, etc. Tanto los americanos como los rusos trataron de usar esta técnica para el espionaje de bases militares, silos nucleares, laboratorios de investigación, etc., del enemigo. Al fin y al cabo se trata de música, y ya Pitágoras habló de la capacidad que las notas musicales tienen de inducir a estados de ánimo. Esta técnica hubiera sido conocida por algunos músicos privilegiados y, según se mantiene en este libro, codificada por ciertos sectores de la Iglesia y usada para provocar "viajes astrales" a voluntad lo que, en definitiva, constituirían las apariciones marianas o las bilocaciones de religiosas como la de Agreda o la de Carrión. El temor de la Iglesia a que estos hechos fueran descubiertos es lo que lleva a "desmontar" el grupo de investigación vaticanista, lo que provoca la muerte del padre Corso o el secuestro del propio Giuseppe Baldi por otro misterioso "comando". La explicación final es que los llamados ángeles y los llamados "demonios" no serían más que dos facciones enfrentadas.
Los "leales" tratarían de mantener al hombre ignorante pero feliz mientras que los segundos (entre los que se encontraría el propio Jesús), serían partidarios de su "toma de conciencia", de fomentar su capacidad de elegir. Estos dos bandos son los que provocan el rifirrafe del que trata el libro. Los "leales" (la Iglesia de Roma, pues), habrían instrumentalizado el conocimiento "angélico" provocando así a voluntad, mediante la emisión de ondas sonoras, con la técnica luego descubierta por Robert Monroe, bilocaciones de determinadas religiosas que serían tomadas por la Virgen María (a este respecto Sierra cita que desde el año cuarenta de nuestra era, cuando la Virgen se aparece en el Pilar de Zaragoza "en carne mortal" hasta después del año mil no se conoce ninguna aparición, pero que luego comienzan a ser numerosas). Los "rebeldes" tratan, por el contrario, de denunciar esta manipulación, haciendo que el hombre toma conciencia del -relativo- fraude. Por eso hacen llegar el manuscrito a Jennifer, ya que en él, o mejor dicho, en sus comentarios anotados al margen estaban resumidas las "técnicas" utilizadas con Sor María de Agreda y con otras religiosas (como la de Carrión).
Lo que pudiera haber sido un ensayo se convierte, por lo tanto, en poco menos que una novela "negra" o detectivesca, sin que esto le quite ningún encanto, sino todo lo contrario.
Después vino la sapiencial ponencia de Enrique de Vicente, con un experimento en vivo, de transferencia telépatica. Casi todas las estrellas que vemos contienen un mundo como el nuestro, capaz de albergar vida, y ésta habría podido conformar civilizaciones inteligentes en muchos de ellos. Así lo ha afirmado el prestigioso astrónomo Alan Boss, en el congreso de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia, celebrado en Chicago, ciudad donde Obama comenzó su carrera y se lanzó hacia la presidencia. Su colega Raymond Jeanloz ha añadido que el nacimiento de la vida es inevitable, si existen los mismos elementos que permitieron su aparición en la Tierra.
Debido a las inmensas distancias que nos separarían de ellos, Boss cuestiona las visitas extraterrestres, aunque considera que el descubrimiento de una de estas civilizaciones sería tan revolucionario que merece la pena seguir buscando, aunque las probabilidades de encontrarla sean muy pequeñas. Comprendo su prudencia, pero recuerdo que la mayoría de los científicos considerarían inconcebible la existencia de Internet hace cuatro siglos, y dudaban de la existencia de otros mundos hace cuatro décadas. Pues, considerando que hay 100.000 millones de soles en la Vía Láctea, y otras 100.000 millones de galaxias en el Universo conocido, lo inconcebible es que no existan civilizaciones superavanzadas, capaces de garantizar su evolución durante millones de años, haber encontrado los medios para explorar el Universo y mucho más de lo que somos capaces de concebir. Entonces, ¿por qué no vienen a visitarnos y toman contacto con nosotros?… Yo estoy seguro de que lo han hecho, una y otra vez, aunque comprender su absurdo comportamiento lógicamente nos resulte tan imposible como a las hormigas interpretar el nuestro. Y me fascina que estas revelaciones astronómicas coincidan con la llegada al poder de Obama, que –como reclaman los ecologistas– actúa local pero piensa globalmente, que se muestra como el líder capaz de conducir la nave Tierra por las aguas turbulentas en las que apresuradamente nos adentramos, que tiene lo que hay que tener para intentar sacar a la luz lo que nos ocultan sobre los OVNIs; y creo que lo hará si lo considera necesario, ya sea por aprovechar las fuentes energéticas de los que habrían sido capturados según muchos testigos, o por el tremendo impacto que supondría esta revelación si en un momento se necesita la unidad de todo el planeta. Porque es el primer gran dirigente que desde niño sabe apreciar el poder de los mitos y que podría ser capaz de utilizarlos para conseguir lo inconcebible. Si lográsemos superar nuestras divisiones, tendríamos un rostro y una sola voz. Entonces, y sólo entonces, podríamos hablar en el parlamento de los mundos.
Debido a las inmensas distancias que nos separarían de ellos, Boss cuestiona las visitas extraterrestres, aunque considera que el descubrimiento de una de estas civilizaciones sería tan revolucionario que merece la pena seguir buscando, aunque las probabilidades de encontrarla sean muy pequeñas. Comprendo su prudencia, pero recuerdo que la mayoría de los científicos considerarían inconcebible la existencia de Internet hace cuatro siglos, y dudaban de la existencia de otros mundos hace cuatro décadas. Pues, considerando que hay 100.000 millones de soles en la Vía Láctea, y otras 100.000 millones de galaxias en el Universo conocido, lo inconcebible es que no existan civilizaciones superavanzadas, capaces de garantizar su evolución durante millones de años, haber encontrado los medios para explorar el Universo y mucho más de lo que somos capaces de concebir. Entonces, ¿por qué no vienen a visitarnos y toman contacto con nosotros?… Yo estoy seguro de que lo han hecho, una y otra vez, aunque comprender su absurdo comportamiento lógicamente nos resulte tan imposible como a las hormigas interpretar el nuestro. Y me fascina que estas revelaciones astronómicas coincidan con la llegada al poder de Obama, que –como reclaman los ecologistas– actúa local pero piensa globalmente, que se muestra como el líder capaz de conducir la nave Tierra por las aguas turbulentas en las que apresuradamente nos adentramos, que tiene lo que hay que tener para intentar sacar a la luz lo que nos ocultan sobre los OVNIs; y creo que lo hará si lo considera necesario, ya sea por aprovechar las fuentes energéticas de los que habrían sido capturados según muchos testigos, o por el tremendo impacto que supondría esta revelación si en un momento se necesita la unidad de todo el planeta. Porque es el primer gran dirigente que desde niño sabe apreciar el poder de los mitos y que podría ser capaz de utilizarlos para conseguir lo inconcebible. Si lográsemos superar nuestras divisiones, tendríamos un rostro y una sola voz. Entonces, y sólo entonces, podríamos hablar en el parlamento de los mundos.
Después de un breve descanso empezó el debate coloqui, moderado por el conocido y prestigioso locutor Miguel Blanco, director de ESPACIO EN BLANCO.
Al finalizar, el debate, todos los autores, llegaron a la conclusión, de que aunque haya críticas, difamaciones, lo importante es SER DIFERENTE, SER CONSCIENTES DEL CAMBIO QUE VA A VIVIR LA HUMANIDAD, y precisamente es esa diferencia, la que no hace que seamos Gólem, es decir autómatas, que viven sin vivir.