Friday, February 29, 2008

BENDICIÓN APOSTÓLICA.-


Coronel G.H. A. Fr + Carlos Gustavo Lavado Roqué OB +J
Conde Lavado de San Cirilo - Edecan del Principe
Embajador Cultural de la Royal and Imperial House of Orient
Prior General de la Republica de Argentina
Orden Soberana Militar y Hospitalaria de San Cirilo
Cte Pr (r) GNA



De mi mayor aprecio:

He recibido su atenta misiva enviada con ocasión de la sentencia dictada en Añatuya.
Le agradezco cordialmente su atención y pido al Señor Resucitado bendiga su persona y a los miembros de la Orden.
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Cordialmente en Cristo Redentor

Monseñor Antonio J. Baseotto

Obispo Castrense emérito de Argentina

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SERVICIO
Carta pastoral del obispo castrense a los miembros de las Fuerzas Armadas y de Seguridad (Noviembre de 2003)


El saludo en las formaciones:
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- Subordinación y valor
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- Para servir (defender) a la patria
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Comentaba en las reflexiones de los meses anteriores el tema de subordinación y valor, como dos cualidades inherentes y absolutamente necesarias en quien reviste uniforme en cualquiera de las Fuerzas Armadas y de Seguridad.
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"Servir a la patria" no puede quedarse en sólo una respuesta que se da porque así nos han ordenado. Debe ser la expresión de una convicción profunda y de un compromiso tomado en serio.
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La patria no es un territorio solamente; no es una comunidad abstracta que se configura con una historia común. Es una comunidad de personas; se trata de seres humanos de carne y hueso, con proyectos, ilusiones, virtudes y defectos, con sentimientos e ideales. Seres humanos unidos en un mismo territorio por la Providencia de Dios y que tienen el derecho a vivir con dignidad, y el deber de trabajar unidos para el conseguirlo.
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Y quien afirma servir a la patria, deber ser consciente que está al servicio de esos hombres y mujeres, para contribuir con la misión que le es propia en su arma, al bien de esas personas.
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Y cuando hablamos de bien, nos referimos al verdadero bien; al que tiene como finalidad el desarrollo de la persona en todas sus dimensiones.
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Aquí debemos acentuar el estar al servicio. Todo ser humano tiende a dominar a los demás. Para ponernos al servicio, debemos convencernos profundamente y ejercitarnos de manera permanente. Ponerse al servicio de los demás exige morir a sí mismo. Servir a los demás supone superar egoísmos y estrechez de espíritu. Solamente quien tiene magnanimidad (ánimo grande) es capaz de servir. Quien tiene el corazón reseco es incapaz. Recordemos aquel dicho que refleja la sabiduría secular "el que no vive para servir, no sirve para vivir". No vale la pena la vida de quien no acepta una vocación de servicio.
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Y es algo propio de la vida militar y de quienes forman en las Fuerzas de Seguridad.
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Para los mismos servir es la expresión concreta y práctica del Mandamiento dejado por Jesucristo como distintivo de quienes son sus discípulos: ?Ámense unos a otros como yo los he amado? El amor verdadero se traduce en el servicio.
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En el Rosario contemplamos diversos pasajes que nos hablan de servicio. En el Misterio Gozoso la humilde joven de Nazareth da la respuesta al ángel: ?He aquí la servidora del Señor?. Expresión que repite en el segundo Misterio cuando canta las maravillas que Dios realizó al poner sus ojos en la pequeñez de su servidora.
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Jesucristo predica el servicio (3º Misterio de Luz) como característica de quien forma parte de su Reino. Con la despedida de la Última Cena (5º Misterio de Luz), nos deja no sólo la afirmación de que el "Hijo del hombre no ha venido a ser servido sino a servir", sino que lo expresa con un gesto conmovedor: lava los pies a sus discípulos.
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En los Misterios Dolorosos va realizando lo que el Profeta Isaías describiera como el "servidor sufriente". Y quien ha venido a servir es constituido Señor por su resurrección (1º Glorioso) y la servidora del Señor coronada como Reina y Señora de todo lo creado. (5º Misterio Glorioso)
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Invito a contemplar con esta óptica los diversos misterios del Rosario. No pronunciemos como fórmula sino como compromiso: "servir a la patria".
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Monseñor Antonio Juan Baseotto, obispo castrense