Wednesday, March 07, 2007

COLECCIÓN DYARKHÉS: VOLUMEN XIX.

SEÑORA
.
La obra que tengo el honor de ofrecer a los pies de V. M. con el más profundo respeto, la recomienda para acercarse al Trono el grande asunto de que trata. Los españoles, amantes siempre de sus soberanos, y particularmente de aquellos que más se han distinguido por sus virtudes y heroicidad, se han esmerado constantemente en eternizar su memoria. No por otra razón desde el momento feliz en que el rey san Fernando III de este nombre en Castilla y León, pasó de esta vida a recibir en la otra el premio de sus grandes trabajos por la religión y por la patria, se cuentan muchos escritores entre nosotros que se empeñaron en describir lo justo de su gobierno, lo glorioso de sus conquistas, y lo grande de sus santas acciones.
.

Pero entre estos escritos hay algunos que, sin embargo de ser nacidos como los demás, del afecto y de la inclinación, no satisfacen a los que todo lo quisieran completo cuando se habla de un rey tan grande y tan santo. Escoger entre ellos el que pueda llenar más los justos deseos de la Nación en esta parte, ha sido el único merito de mis cuidados en la presente edición.
.
Para que salga a luz con el debido decoro, busco la benéfica sombra de V. M., juzgando que de justicia me debo acoger a ella; porque constando por documentos ciertos que este escrito se emprendió en virtud de Real orden expedida por la reina madre del señor Carlos II: ahora que ve la luz pública, no podía solicitarse otro patrocinio que el de una persona de igual grandeza, para que de este modo se llegue a verificar que si fue Reina de España la que dio los primeros impulsos a la formación de la obra, sea también Reina de España la que con su protección y respetable nombre la dé a conocer al cabo de un siglo que yacía oculta y olvidada de todos.
.
A esto se añade que nadie es más interesada que la alta persona de V. M. en que se conozcan dignamente las acciones y virtudes de este héroe. Es V. M. una de las ramas más frondosas y naturales de este glorioso árbol: procede de los mismos monarcas que promovieron su culto con indecible celo: imita en su retiro la devoción a este Santo rey que tuvieron sus mayores; y acaba de dar a todo el orbe la prueba más convincente de ella con haber ofrecido en sus sagradas aras al Príncipe nuestro Señor, la esperanza de todo el pueblo español, y en quien confían sus obsequiosos vasallos ver con el nombre de Fernando reproducidas algún día las virtudes y el heroísmo de aquel su inmortal progenitor.
.
¡Cuántas razones poderosas para disculpar en esta mi solicitud lo que pueda tener de atrevida y temeraria! ¡Y cuántas también para que V. M. preste benignamente sus oídos a ella! Así lo espera el más obligado y favorecido de sus vasallos.
SEÑORA.
.
A L. R. P. de V.M.
Miguel de Manuel.