Tuesday, June 05, 2012

Friso de los arqueros de Susa .-

El Friso de los arqueros adornaba el famoso palacio mandado construir por orden de Darío I (522-486 a.C), que trasladó la residencia real y la administración del Imperio, desde Pasargada hasta Susa, la nueve sede.



Muy poco ha llegado de su riqueza constructiva y decorativa, que debió ser inmensa. Pero se conservan en el Musée du Louvre abundantes fragmentos de los frisos que decoraban la residencia real y que datan del siglo v a.C. Algunos, realizados en relieves esmaltados sobre ladrillos, muestran a animales en procesión, unos reales y otros fantásticos, inspirados sin duda en la famosa Puerta de Isthar de Babilonia.



Sin embargo, entre todos ellos hay que destacar el friso que representa los arqueros.

Los arqueros reales conformaban el cuerpo más poderoso del ejército persa, que se integraba con diez mil soldados. Equipados de arcos, flechas y lanzas, hasta finales del Imperio constituyeron el núcleo mejor entrenado de todo el potencial bélico aqueménida. Este temible grupo de soldados componentes de la guardia real eran también llamados los "Inmortales", porque las bajas que se producían en las batallas eran inmediatamente cubiertas por otros hombres de gran valía, preparados y adiestrados para tal propósito.



En el Friso de Susa se les representa en hileras que se aproximan al metro y medio de altitud. Ricamente ataviados, portan sobre el hombro el armamento con el que eran conocidos, el arco y el carcaj, mientras que con sus dos manos presentan las altas lanzas en gesto de saludo.