Newt Gingrich, el nuevo favorito de las primarias republicanas, es un dinosaurio político y un católico que se ha casado tres veces. Y, sin embargo, ha sido capaz de presentarse como el baluarte de la renovación y de los valores conservadores. Su habilidad en los debates electorales lo llevaron hasta el primer puesto en las encuestas tras los escándalos sexuales que forzaron la salida del empresario afroamericano Herman Cain.
Ante el ascenso de Newt Gingrich, el ex gobernador de Massachussets Mitt Romney, considerado el candidato inevitable, se sacó los guantes. En los últimos días, Romney ha criticado duramente las políticas económicas de su adversario e, incluso, lo ha tildado de "chiflado" por hacer declaraciones incendiarias como que Palestina nunca existió. Su estrategia ha funcionado. La ventaja de Gingrich de 14 puntos de principios de diciembre se ha reducido a dos puntos, según la última encuesta del instituto Gallup. Romney y el ex presidente de la Cámara de Representantes en los noventa están prácticamente empatados con un 24 i un 26%, respectivamente.
Ninguno de los seis candidatos que se presentan para conseguir la nominación republicana a la presidencia de los Estados Unidos se ha beneficiado de la caída de Gingrich, que aún así, continua liderando la carrera.
gran volatilidad Las primarias republicanas se presentan más abiertas que nunca y se han caracterizado, hasta el momento, por una gran volatilidad e indecisión. Según Gallup, el porcentaje de indecisos sigue siendo alto y ha aumentado hasta el 17%.
Los votantes republicanos más conservadores han sido los más indecisos y han aupado en los últimos meses a distintos candidatos mientras Mitt Romney mantenía un constante apoyo de un 24%. Los seguidores del movimiento ultraconservador Tea Party buscan su candidato, un anti-Romney, ya que consideran al ex gobernador demasiado moderado. El último elegido es Newt Gingrich, el arquitecto de revolución conservadora de 1994 que consiguió acabar con más de cuarenta años de dominio demócrata en el Congreso de los Estados Unidos.
Hace unos meses nadie daba nada por Gingrich, endeudado y abandonado por su equipo de campaña electoral. Sin embargo, debate tras debate, este astuto político consiguió atraer al votante conservador descontento. Las encuestas le daban entre 20 y 10 puntos de ventaja sobre Mitt Romney y era líder en el Caucus de Iowa, la primera elección de las primarias republicanas que se celebran el próximo 3 de enero.
Los rivales Gingrich, el exgobernador Mitt Romney, el congresista Ron Paul y, en menor medida, el gobernador de Texas salieron al ataque la pasada semana con una serie de anuncios electorales negativos. Paul ha calificado al ex presidente de la Cámara Baja de "hipócrita en serie" ya que recibió millones de dólares por asesorar a la empresa pública Freddie Mac, considerada una de las causas de la burbuja inmobiliaria.
Por otra parte, un grupo afín a Mitt Romney ha gastado 3,1 millones en anuncios de televisión dónde se ataca el bagaje de Gingrich y advierte que su candidatura no podrá derrotar al presidente Barack Obama. De hecho, solo Romney, según los expertos políticos, seria un candidato competitivo el próximo noviembre ya que su perfil moderado puede convencer al votante independiente, crucial para ganar las elecciones.
caucus de iowa Hace una semana Gingrich lideraba el Caucus de Iowa con un intención de voto a su favor del 30%. Sin embargo, ahora en algunas encuestas se sitúa empatado con el congresista Ron Paul, que ha sido capaz de movilizar al votante joven con su ideología libertaria de derechas, o tercero por detrás de Paul y Romney. Para recuperar posiciones, Gingrich anunció el lunes que hará a partir del 27 de diciembre un gira por 44 ciudades del estado de Iowa y aseguró que se defenderá de los ataques de sus rivales.
El bagaje político y personal de Gingrich es muy pesado y ya ha empezado a pasarle factura. El votante conservador le puede perdonar que se haya casado tres veces pero no su flirteo con los lobbies y sus cambios de posición en temas como el cambio climático. A pesar de ello, este astuto dinosaurio político aún tiene la última palabra. Con permiso de Romney.
la sombra de barry Goldwater Newt Gingrich es un devoto del ex presidente Ronald Reagan, idolatrado por los republicanos, y se considera su sucesor natural. Sin embargo, muchos en el Partido Republicano ven en el nuevo favorito de las primarias la sombra del senador Barry Goldwater. Hace casi medio siglo, este candidato conservador y anti-establishment se hizo con la nominación republicana tras ganar contra todo pronóstico al favorito gobernador de Nueva York Nelson Rockefeller. Su victoria, sin embargo, condujo a los republicanos a un gran descalabro electoral en 1964 contra el presidente demócrata Lyndon B. Johnson, la peor derrota de un candidato presidencial hasta el día de hoy.
El ascenso de Gingrich en las encuestas de las últimas semanas ha hecho saltar todas las alarmas en el Partido Republicano, que lo considera incapaz de vencer al presidente Barack Obama y apuesta por el candidato más moderado, el ex gobernador de Massachussets Mitt Romney. Los expertos políticos no paran de repetir estos días la palabra "elegibilidad", es decir, las opciones que tiene un candidato republicano de batir al presidente Obama. Romney gana en su en este apartado a su máximo rival pero la capacidad de ser elegido presidente no es, de momento, un factor importante para el votante más conservador o seguidor del Tea Party, que apoya Newt Gingrich, ex presidente de la Cámara de Representantes en los años noventa.
Ante el elevado desempleo y la débil situación económica del país, algunas voces dentro del Partido Republicano consideran que elegir Gingrich sería un suicidio. Para el ex asesora de Reagan y columnista del diario The Wall Street Journal, Peggy Noonan, escribió esta semana que el veterano político es un "ególatra", "impulsivo" y "sin principios", y advirtió que el partido no se puede permitir un candidato como él. Las críticas de Noonan pero también la de otros columnistas conservadores y presentadores de televisión, como Glenn Beck, han debilitado la candidatura de Gingrich, que ha visto cómo su holgada ventaja se ha evaporado en tan solo una semana. Gingrich puede convertirse, según los analistas políticos, en el candidato presidencial republicano más débil desde Barry Goldwater, pero primero debe ganar y no será nada fácil.
Ante el ascenso de Newt Gingrich, el ex gobernador de Massachussets Mitt Romney, considerado el candidato inevitable, se sacó los guantes. En los últimos días, Romney ha criticado duramente las políticas económicas de su adversario e, incluso, lo ha tildado de "chiflado" por hacer declaraciones incendiarias como que Palestina nunca existió. Su estrategia ha funcionado. La ventaja de Gingrich de 14 puntos de principios de diciembre se ha reducido a dos puntos, según la última encuesta del instituto Gallup. Romney y el ex presidente de la Cámara de Representantes en los noventa están prácticamente empatados con un 24 i un 26%, respectivamente.
Ninguno de los seis candidatos que se presentan para conseguir la nominación republicana a la presidencia de los Estados Unidos se ha beneficiado de la caída de Gingrich, que aún así, continua liderando la carrera.
gran volatilidad Las primarias republicanas se presentan más abiertas que nunca y se han caracterizado, hasta el momento, por una gran volatilidad e indecisión. Según Gallup, el porcentaje de indecisos sigue siendo alto y ha aumentado hasta el 17%.
Los votantes republicanos más conservadores han sido los más indecisos y han aupado en los últimos meses a distintos candidatos mientras Mitt Romney mantenía un constante apoyo de un 24%. Los seguidores del movimiento ultraconservador Tea Party buscan su candidato, un anti-Romney, ya que consideran al ex gobernador demasiado moderado. El último elegido es Newt Gingrich, el arquitecto de revolución conservadora de 1994 que consiguió acabar con más de cuarenta años de dominio demócrata en el Congreso de los Estados Unidos.
Hace unos meses nadie daba nada por Gingrich, endeudado y abandonado por su equipo de campaña electoral. Sin embargo, debate tras debate, este astuto político consiguió atraer al votante conservador descontento. Las encuestas le daban entre 20 y 10 puntos de ventaja sobre Mitt Romney y era líder en el Caucus de Iowa, la primera elección de las primarias republicanas que se celebran el próximo 3 de enero.
Los rivales Gingrich, el exgobernador Mitt Romney, el congresista Ron Paul y, en menor medida, el gobernador de Texas salieron al ataque la pasada semana con una serie de anuncios electorales negativos. Paul ha calificado al ex presidente de la Cámara Baja de "hipócrita en serie" ya que recibió millones de dólares por asesorar a la empresa pública Freddie Mac, considerada una de las causas de la burbuja inmobiliaria.
Por otra parte, un grupo afín a Mitt Romney ha gastado 3,1 millones en anuncios de televisión dónde se ataca el bagaje de Gingrich y advierte que su candidatura no podrá derrotar al presidente Barack Obama. De hecho, solo Romney, según los expertos políticos, seria un candidato competitivo el próximo noviembre ya que su perfil moderado puede convencer al votante independiente, crucial para ganar las elecciones.
caucus de iowa Hace una semana Gingrich lideraba el Caucus de Iowa con un intención de voto a su favor del 30%. Sin embargo, ahora en algunas encuestas se sitúa empatado con el congresista Ron Paul, que ha sido capaz de movilizar al votante joven con su ideología libertaria de derechas, o tercero por detrás de Paul y Romney. Para recuperar posiciones, Gingrich anunció el lunes que hará a partir del 27 de diciembre un gira por 44 ciudades del estado de Iowa y aseguró que se defenderá de los ataques de sus rivales.
El bagaje político y personal de Gingrich es muy pesado y ya ha empezado a pasarle factura. El votante conservador le puede perdonar que se haya casado tres veces pero no su flirteo con los lobbies y sus cambios de posición en temas como el cambio climático. A pesar de ello, este astuto dinosaurio político aún tiene la última palabra. Con permiso de Romney.
la sombra de barry Goldwater Newt Gingrich es un devoto del ex presidente Ronald Reagan, idolatrado por los republicanos, y se considera su sucesor natural. Sin embargo, muchos en el Partido Republicano ven en el nuevo favorito de las primarias la sombra del senador Barry Goldwater. Hace casi medio siglo, este candidato conservador y anti-establishment se hizo con la nominación republicana tras ganar contra todo pronóstico al favorito gobernador de Nueva York Nelson Rockefeller. Su victoria, sin embargo, condujo a los republicanos a un gran descalabro electoral en 1964 contra el presidente demócrata Lyndon B. Johnson, la peor derrota de un candidato presidencial hasta el día de hoy.
El ascenso de Gingrich en las encuestas de las últimas semanas ha hecho saltar todas las alarmas en el Partido Republicano, que lo considera incapaz de vencer al presidente Barack Obama y apuesta por el candidato más moderado, el ex gobernador de Massachussets Mitt Romney. Los expertos políticos no paran de repetir estos días la palabra "elegibilidad", es decir, las opciones que tiene un candidato republicano de batir al presidente Obama. Romney gana en su en este apartado a su máximo rival pero la capacidad de ser elegido presidente no es, de momento, un factor importante para el votante más conservador o seguidor del Tea Party, que apoya Newt Gingrich, ex presidente de la Cámara de Representantes en los años noventa.
Ante el elevado desempleo y la débil situación económica del país, algunas voces dentro del Partido Republicano consideran que elegir Gingrich sería un suicidio. Para el ex asesora de Reagan y columnista del diario The Wall Street Journal, Peggy Noonan, escribió esta semana que el veterano político es un "ególatra", "impulsivo" y "sin principios", y advirtió que el partido no se puede permitir un candidato como él. Las críticas de Noonan pero también la de otros columnistas conservadores y presentadores de televisión, como Glenn Beck, han debilitado la candidatura de Gingrich, que ha visto cómo su holgada ventaja se ha evaporado en tan solo una semana. Gingrich puede convertirse, según los analistas políticos, en el candidato presidencial republicano más débil desde Barry Goldwater, pero primero debe ganar y no será nada fácil.