Friday, September 24, 2010

Os llamo asesinos, porque matáis en nombre del Estado.-

Cuando la hipocresía gobierna nuestros sistemas, cuando se mata en nombre de la Justicia y de la Soberanía, cuando un sistema judicial, es arbitrario y partidista, cuando una vida al igual que una vela se termina, algo de inocencia desaparece en nuestra alma.

¿Qué diferencia hay entre una horca, y una combinación de fármacos, inyectados en una camilla, que recuerda el Holocausto Nazi?

¿Qué diferencia hay entre una ejecución pública, y otra con periodistas, y morbosos familiares?.

¿No sirve para nada el arrepentimiento, no fueron las últimas palabras de Teresa Lewis?:

"Sólo quiero que Kathy sepa que la quiero y que lo siento mucho".

Lewis se refería a Kathy Clifton, la hija de Julian, su marido, a quien ordenó asesinar junto a su hijastro, y hermano de Kathy, en 2002, tal como admitió en el juicio. Los encargados de llevar a cabo el crimen, ocurrido en el pueblo de Danville, fueron dos sicarios, uno de los cuales era amante de la mujer, de 41 años.

De nada sirvieron las apelaciones a la clemencia de sus abogados ante el Tribunal Supremo. Por su parte, el gobernador de Virginia, Bob McDonnell, también se negó a conmutar la pena de muerte por la cadena perpetua, el castigo que recibieron los sicarios que cometieron el crimen. Los que realmente realizaron el asesinato están en cadena perpetua, pero ella no.

El caso de Lewis ha generado una gran controversia no sólo en Virginia, sino en todo el país. Aparte de su género, la prensa estadounidense destacó su limitada capacidad intelectual, que la sitúa al borde del retardo mental. En concreto, su coeficiente intelectual era de 72, mientras que el límite para ser considerado un retrasado mental se sitúa en 70.

Además, sus defensores argumentaban que la mujer dio claras muestras de arrepentimiento en la cárcel y que fue manipulada por uno de los sicarios, que debía quedarse con una parte de los ingresos que Lewis recibiría de una agencia de seguros. En declaraciones a una cadena de Virginia, Lewis, de unas fuertes convicciones evangélicas, dijo que "tengo la esperanza de que algo cambiará, pero si he de ir junto a Jesús, sé que será lo mejor".

En total, el gobernador McDonnell recibió más de 4.000 peticiones de clemencia, entre otras la de la Orden Bonaria lo que muestra la capacidad de movilización de sus defensores, que recabaron el apoyo de algunos famosos como John Grisham y Bianca Jagger.

La popularidad del caso ha traspasado las fronteras, y el embajador de la UE en Washington solicitó a en una carta a McDonnell la suspensión de la ejecución.

Pero si esto hubiera sucedido en un país musulmán, todo el mundo, los corrillos de patios de vecinas, los sabios de dominó, las Belenes Esteban y Princesas del Pueblo, todos opinarían, de lo que no conocen ni saben.

Teresa Lewis, Descansa en Paz, ya no eres asesina, has pagado tu culpa ante la Justicia y el Pueblo de la Libertad, y la Falsa Esperanza, los Estados Unidos de Norteamérica.

El Príncipe de Septimio-Bathzabbay El Tadmur