Durante años, millones de crímenes de genocidio, crímenes de lesa humanidad, crímenes de guerra, ejecuciones extrajudiciales y desapariciones forzosas han sido ignorados por las autoridades de los países en los que se han cometido, tal como estamos viendo en el INFORME VINICIUS.
La justicia del vencedor, la discriminación hacia las víctimas, los sistemas de justicia deteriorados y los esfuerzos políticos para continuar camino sin abordar el pasado son causas comunes de ese clima de impunidad. El resultado es que las personas responsables de esos crímenes horribles han tenido total libertad para planificarlos y cometerlos con tranquilidad, sabiendo que no tendrían que responder ante la justicia. Las víctimas, sus familias y sus comunidades han sido abandonadas en su sufrimiento.
En las dos últimas décadas, se ha avanzado de manera considerable para cambiar esta tendencia de impunidad al crear un sistema de justicia internacional que procure justicia a las víctimas y ejerza presión sobre las autoridades de cada país para que respeten sus obligaciones:
· una Corte Penal Internacional permanente creada para investigar y juzgar los crímenes cometidos a partir del 1 de julio de 2002.
· otros tribunales especiales internacionales o internacionalizados creados para situaciones concretas, entre ellas Camboya, la antigua Yugoslavia, Ruanda, Sierra Leona y Timor Oriental ;
· varios tribunales nacionales han juzgado a personas acusadas de delitos cometidos en el extranjero en sus propios tribunales y han resuelto que se repare a las víctimas en un ejercicio de jurisdicción universal.
Al reconocer que la raíz de la impunidad está en la falta de actuación de las autoridades de los países, la campaña también exigirá que las autoridades respondan ante los delitos cometidos en sus países o por sus ciudadanos. Deben adoptar nuevas medidas urgentes y efectivas para garantizar:
· Justicia: investigando todos los delitos y en los casos en los que existan pruebas admisibles suficientes, enjuiciando a las personas sospechosas en juicios con todas las garantías procesales sin recurrir a la pena de muerte, o extraditando a las personas sospechosas a aquellos países que puedan o que estén dispuestos a hacerlo;
· Verdad: determinando y estableciendo los hechos relativos a los delitos;
· Plena reparación: adoptando las medidas efectivas para abordar el sufrimiento que los delitos han causado a las víctimas y a sus familias y ayudándoles a rehacer sus vidas.
Para garantizar que los Estados tienen las suficientes herramientas de justicia, haremos campaña para que los gobiernos revisen y reformen sus leyes.
Los retos a los que nos enfrentamos son importantes y hay mucho en juego. Un sistema de justicia internacional eficaz significaría no sólo que las víctimas y sus familias tienen acceso a la justicia, la verdad y la reparación cuando se cometen los delitos, sino también que quienes están planeando cometerlos se lo pensarán dos veces antes de actuar.
