De algunos años a esta parte, tienen surgido en internet repetidos escándalos sobre pretendientes y posibles Familias Dinásticas.
Es lícito decir que en la dinámica política de los tiempos actuales, cualquier persona puede pretender a cualquier función o oficio. Obvio está, en que hay una gran distancia entre ser pretendiente a un trono, por libre voluntad o por imposición histórica, y recibir el reconocimiento y apoyo de quien quiera que sea, con autoridad histórica, jurídica o sin ella.
La Santa Iglesia Apostólica Primitiva, Católica y Ortodoxa, y la Teocracia Ecuménica, que sigue la orientación de la Sagrada Jerarquía, se ha mantenido a distancia de pretensiones o de políticas dinásticas. Solamente mantiene relaciones con antiguas Dinastías ligadas, por afinidad ministerial, con el trabajo desenvuelto por la propia Iglesia en Beneficio del Pueblo de Dios.
Jamás la Sagrada Jerarquía pretendió erigirse en Poder Jurídico o en Tribunal Histórico para declarar quien es legítimo, de acuerdo a un código previamente aceptado, o quién no reúne las condiciones necesarias para una pretensión. Observando, que en asuntos ideológicos, existen siempre opiniones divergentes, que son ajenas a los Objetivos de la Santa Iglesia.
Sorprendentemente, en las últimas semanas, surgieron ataques inesperados al Pro Patriarca Ecuménico de la Santa Iglesia, y a Su modo de realizar y orientar.
Repelemos eses ataques y las insinuaciones anexas y, consecuentes de Nuestra posición teológica e ideológica, no los responderemos. La actividad cultural y religiosa de la Santa Iglesia responde por si misma.
Sabemos lo origen de las ofensas. No es costumbre de la Santa Iglesia y de Su Sagrada Jerarquía conceder reconocimiento y confirmaciones a quién no juzgamos merecedores de tal distinción. Al negar eses privilegios, algunas personas, por intereses propios, se transforman en enemigos. No será por temar, que vamos alterar Nuestros Juicios.
Acreditamos que sacerdotes del Cristo Reconciliador, Verdadero y Eterno, y personas que se rotulan con títulos nobiliarios deben tener una actitud de respeto, y de consideración a sus semejantes, sean ellos quienes fueren. Este es un principio de que no abrimos la mano. Quién quiera ser Nuestro amigo, que lo sea, con Nuestra entera realidad. Solamente la Voluntad de Cristo tiene el poder de modificar Nuestros actos y actitudes.
Recordamos a todos el Mandamiento Nuevo del Señor .”Amaros los unos a los otros. Y así como yo os ame, amaros los unos a los otros. En esto conocerán todos que sois Mis discípulos, si tenéis amor los unos de los otros.”
¡ Que Dios a todos ilumine y muestre el Camino !
Dom Saul Palma Souto,
em religião Dom Saul III, O>S+G., Kaesar Augustus,
Pro-Patriarca



