La ‘agenda secreta’ en la que figuran estas anotaciones fue intervenida por la Policía de en un trastero de un piso marbellí, propiedad del principal imputado. Por parte de la Policía, estos hechos están siendo investigados ‘curiosamente’ por los propios mandos citados, lo que ha evitado la intervención del departamento de Asuntos Internos.
Según indicaba el diario El País, estas notas aparecen “junto a una serie de anotaciones privadas que incluyen contactos, reuniones y cobros y pagos a una lista de personas de las que sólo registraba sus iniciales (...). Un mando especula que quizá eran pagos efectuados por Roca para espiarlos”. Aunque los nombres aún no han sido revelados públicamente, este mismo diario indica que “existe un punto común entre varios mandos policiales anotados por Roca: han tenido mando o son originarios de su tierra natal, Murcia, donde el detenido desarrolló amplias inversiones urbanísticas”.
En la declaración realizada a este respecto durante el interrogatorio al que fue sometido por el juez instructor, Roca reconoció las anotaciones de estos nombres como propias pero aseguró que no recordaba su finalidad ni su contenido porque eran antiguas. Sin embargo, junto a las iniciales figura el cargo actualizado de cada uno de estos mandos policiales. Estas fuentes indican que las siglas JAGG que aparecen en la agenda de Roca identificando a uno de estos mandos policiales podrían coincidir con las de Juan Antonio González García, comisario general de la Policía Judicial y anterior Jefe Superior de la Policía Nacional en Murcia, región en la que el ‘cerebro del caso Marbella’ tejió una considerable red de influencia. Se da la circunstancia de que el comisario González García es también el responsable de la investigación policial en la ‘Operación Malaya’, AHORA SE HA DEMOSTRADO LA TRAMA.-
Una meteórica carrera policial con asuntos oscuros.
La carrera de Juan Antonio González García ha sido fulgurante. Ingresó en la Policía en 1972, participando en los últimos años de la represión franquista. Uno de sus renombrados éxitos fue la detención de los miembros del GRAPO que llevaron a cabo el atentado con bomba en la cafetería California 47. Ya en esta etapa comenzaron a aflorar algunas actuaciones comprometidas del entonces inspector de la Brigada Provincial de Información. González García vio cómo su nombre aparecía públicamente implicado en denuncias y sumarios de torturas e incluso asesinato (ver recuadros inferiores). Estas denuncias no impidieron su carrera de ascensos.
En 1992 pasó a ocupar la jefatura de la Comisaría del Distrito de Usera-Villaverde (considerada como una de las duras por su alto índice de delincuencia) y dirigió la Brigada Provincial de la Policía Judicial de Madrid. En febrero de 1995 protagoniza, a través de una rocambolesca historia, la detención en el aeropuerto de Bangkok del ex director general de la Guardia Civil, Luis Roldán. Están confirmadas sus reuniones clandestinas, pocos meses antes, en París con el entonces prófugo de la justicia, Francisco Paesa. Según denunció El Mundo posteriormente, este ex agente del Ministerio del Interior reveló el paradero de Luis Roldán al Gobierno, por la discreta recompensa de 1.800.000 euros.
En julio de 1998, Paesa falleció víctima de un infarto de miocardio y fue teóricamente incinerado en Bangkok, según fue certificado por el catedrático de Derecho Penal de la Universidad Complutense de Madrid, Manuel Cobo del Rosal, ante la Audiencia Nacional. De esta manera, fueron archivadas las denuncias que Paesa tenía pendientes ante la Justicia y dejó de ser un prófugo. A finales de 2004, la agencia de detectives catalana Método 3, localizó a Paesa en Luxemburgo viviendo bajo el nombre falso de Francisco Pando Sánchez y con pasaporte argentino. Con la detención de Luis Roldán en 1995, el comisario González García se ganó el reconocimiento eterno del entonces ministro Juan Alberto Belloch y de todo el gobierno socialista.
En 1996, el comisario se vio recompensado con el ascenso a la dirección de la Unidad Central de Policía Judicial, especializada en la lucha contra el Crimen Organizado y la Delincuencia Económica y Tecnológica. En diciembre de 2000 fue nombrado Jefe Superior de la Policía en la Comunidad Autónoma de Murcia, coincidiendo su mandato con la época en que Juan Antonio Roca realizó multimillonarias inversiones a través de sociedades instrumentales en la región murciana.
En la renovación de las cúpulas de la Policía y la Guardia Civil, emprendida en junio de 2004, dos meses después de la toma de posesión del gobierno ZP, González García fue situado al frente de la Policía Judicial, puesto que actualmente ostenta y que le convierte en uno de los máximos responsables policiales del país.
UN POLICÍA IMPLICADO EN CASOS DE TORTURAS Y MUERTE
Más allá de la oscura operación que permitió a Francisco Paesa librarse de todas las causas judiciales que sobre él pesaban en los juzgados españoles, la figura del comisario Juan Antonio González García se ha visto implicada en varios casos de violación de los derechos humanos en la ‘lucha antiterrorista’.
LA DENUNCIA DE LLAQUET
Isabel Llaquet Baldellou fue detenida en Barcelona en octubre de 1980, acusada de ser la secretaria general del Partido Comunista de España reconstituido (PCEr), tras la muerte por la Policía, en Madrid, de Delgado de Códex. En enero de 1983, Isabel Llaquet reconoció en la Audiencia Nacional a Juan Antonio González García como uno de los inspectores que la torturó. Según su relato, fue golpeada en la planta de los pies durante 12 horas, le arrancaron el vello del pubis y fue golpeada sistemáticamente en los pechos en la Jefatura Superior de Policía de Barcelona donde fue sometida a interrogatorio.
Como consecuencia de las lesiones sufridas, constatadas por diversos médicos, Llaquet tuvo que ingresar en el Centro Municipal de Urgencias Pere Camps de Barcelona. Su traslado a Madrid se tuvo que realizar en silla de ruedas. Nada quedó en el expediente del renombrado policía, el cual continuó con su carrera de ascensos.
EL CASO ARREGUI
A primeros de febrero de 1981, Joseba Arregui era detenido en Madrid por la policía como presunto miembro de ETA. Tras nueve días de interrogatorios moría en la cárcel de Carabanchel con el cuerpo destrozado. Según relató a varios presos el propio Arregui antes de morir: “Ha sido muy duro. Me colgaron en la barra varias veces dándome golpes en los pies, llegando a quemármelos no sé con qué; saltaron encima de mi pecho; los porrazos, puñetazos y patadas fueron en todas partes”. La rápida filtración de las fotografías del cuerpo magullado de Arregui en los medios de comunicación conmocionó a la opinión pública.
Euskadi quedó totalmente paralizada por una huelga general seguida de numerosas y masivas manifestaciones. González García fue, según una nota del Ministerio de Interior, uno de los cinco funcionarios que llevaron los interrogatorios. A pesar de los reiterados requerimientos de la acusación particular para imputarlos, tras nueve años de procesos judiciales sólo fueron imputados y condenados el instructor y el secretario del atestado policial.
VER LINK NOTICIA AL CONFIDENCIAL.- (REALMENTE ASOMBROSO).
Según indicaba el diario El País, estas notas aparecen “junto a una serie de anotaciones privadas que incluyen contactos, reuniones y cobros y pagos a una lista de personas de las que sólo registraba sus iniciales (...). Un mando especula que quizá eran pagos efectuados por Roca para espiarlos”. Aunque los nombres aún no han sido revelados públicamente, este mismo diario indica que “existe un punto común entre varios mandos policiales anotados por Roca: han tenido mando o son originarios de su tierra natal, Murcia, donde el detenido desarrolló amplias inversiones urbanísticas”.
En la declaración realizada a este respecto durante el interrogatorio al que fue sometido por el juez instructor, Roca reconoció las anotaciones de estos nombres como propias pero aseguró que no recordaba su finalidad ni su contenido porque eran antiguas. Sin embargo, junto a las iniciales figura el cargo actualizado de cada uno de estos mandos policiales. Estas fuentes indican que las siglas JAGG que aparecen en la agenda de Roca identificando a uno de estos mandos policiales podrían coincidir con las de Juan Antonio González García, comisario general de la Policía Judicial y anterior Jefe Superior de la Policía Nacional en Murcia, región en la que el ‘cerebro del caso Marbella’ tejió una considerable red de influencia. Se da la circunstancia de que el comisario González García es también el responsable de la investigación policial en la ‘Operación Malaya’, AHORA SE HA DEMOSTRADO LA TRAMA.-
Una meteórica carrera policial con asuntos oscuros.
La carrera de Juan Antonio González García ha sido fulgurante. Ingresó en la Policía en 1972, participando en los últimos años de la represión franquista. Uno de sus renombrados éxitos fue la detención de los miembros del GRAPO que llevaron a cabo el atentado con bomba en la cafetería California 47. Ya en esta etapa comenzaron a aflorar algunas actuaciones comprometidas del entonces inspector de la Brigada Provincial de Información. González García vio cómo su nombre aparecía públicamente implicado en denuncias y sumarios de torturas e incluso asesinato (ver recuadros inferiores). Estas denuncias no impidieron su carrera de ascensos.
En 1992 pasó a ocupar la jefatura de la Comisaría del Distrito de Usera-Villaverde (considerada como una de las duras por su alto índice de delincuencia) y dirigió la Brigada Provincial de la Policía Judicial de Madrid. En febrero de 1995 protagoniza, a través de una rocambolesca historia, la detención en el aeropuerto de Bangkok del ex director general de la Guardia Civil, Luis Roldán. Están confirmadas sus reuniones clandestinas, pocos meses antes, en París con el entonces prófugo de la justicia, Francisco Paesa. Según denunció El Mundo posteriormente, este ex agente del Ministerio del Interior reveló el paradero de Luis Roldán al Gobierno, por la discreta recompensa de 1.800.000 euros.
En julio de 1998, Paesa falleció víctima de un infarto de miocardio y fue teóricamente incinerado en Bangkok, según fue certificado por el catedrático de Derecho Penal de la Universidad Complutense de Madrid, Manuel Cobo del Rosal, ante la Audiencia Nacional. De esta manera, fueron archivadas las denuncias que Paesa tenía pendientes ante la Justicia y dejó de ser un prófugo. A finales de 2004, la agencia de detectives catalana Método 3, localizó a Paesa en Luxemburgo viviendo bajo el nombre falso de Francisco Pando Sánchez y con pasaporte argentino. Con la detención de Luis Roldán en 1995, el comisario González García se ganó el reconocimiento eterno del entonces ministro Juan Alberto Belloch y de todo el gobierno socialista.
En 1996, el comisario se vio recompensado con el ascenso a la dirección de la Unidad Central de Policía Judicial, especializada en la lucha contra el Crimen Organizado y la Delincuencia Económica y Tecnológica. En diciembre de 2000 fue nombrado Jefe Superior de la Policía en la Comunidad Autónoma de Murcia, coincidiendo su mandato con la época en que Juan Antonio Roca realizó multimillonarias inversiones a través de sociedades instrumentales en la región murciana.
En la renovación de las cúpulas de la Policía y la Guardia Civil, emprendida en junio de 2004, dos meses después de la toma de posesión del gobierno ZP, González García fue situado al frente de la Policía Judicial, puesto que actualmente ostenta y que le convierte en uno de los máximos responsables policiales del país.
UN POLICÍA IMPLICADO EN CASOS DE TORTURAS Y MUERTE
Más allá de la oscura operación que permitió a Francisco Paesa librarse de todas las causas judiciales que sobre él pesaban en los juzgados españoles, la figura del comisario Juan Antonio González García se ha visto implicada en varios casos de violación de los derechos humanos en la ‘lucha antiterrorista’.
LA DENUNCIA DE LLAQUET
Isabel Llaquet Baldellou fue detenida en Barcelona en octubre de 1980, acusada de ser la secretaria general del Partido Comunista de España reconstituido (PCEr), tras la muerte por la Policía, en Madrid, de Delgado de Códex. En enero de 1983, Isabel Llaquet reconoció en la Audiencia Nacional a Juan Antonio González García como uno de los inspectores que la torturó. Según su relato, fue golpeada en la planta de los pies durante 12 horas, le arrancaron el vello del pubis y fue golpeada sistemáticamente en los pechos en la Jefatura Superior de Policía de Barcelona donde fue sometida a interrogatorio.
Como consecuencia de las lesiones sufridas, constatadas por diversos médicos, Llaquet tuvo que ingresar en el Centro Municipal de Urgencias Pere Camps de Barcelona. Su traslado a Madrid se tuvo que realizar en silla de ruedas. Nada quedó en el expediente del renombrado policía, el cual continuó con su carrera de ascensos.
EL CASO ARREGUI
A primeros de febrero de 1981, Joseba Arregui era detenido en Madrid por la policía como presunto miembro de ETA. Tras nueve días de interrogatorios moría en la cárcel de Carabanchel con el cuerpo destrozado. Según relató a varios presos el propio Arregui antes de morir: “Ha sido muy duro. Me colgaron en la barra varias veces dándome golpes en los pies, llegando a quemármelos no sé con qué; saltaron encima de mi pecho; los porrazos, puñetazos y patadas fueron en todas partes”. La rápida filtración de las fotografías del cuerpo magullado de Arregui en los medios de comunicación conmocionó a la opinión pública.
Euskadi quedó totalmente paralizada por una huelga general seguida de numerosas y masivas manifestaciones. González García fue, según una nota del Ministerio de Interior, uno de los cinco funcionarios que llevaron los interrogatorios. A pesar de los reiterados requerimientos de la acusación particular para imputarlos, tras nueve años de procesos judiciales sólo fueron imputados y condenados el instructor y el secretario del atestado policial.
VER LINK NOTICIA AL CONFIDENCIAL.- (REALMENTE ASOMBROSO).