Thursday, March 18, 2010

Doña María Rosa Maldonado de Moya Princesa de Septimio-Bathzabbay el Tadmur De Montecristo y Teocratisa de Oriente.-

Durante su infancia era una encantadora personita, mofletuda y regordeta, completamente rubia, de pequeños ojos y mirada lánguida.

Su madre sentía verdadera pasión por ella, y ella había heredado su carácter.

Sus hermanos abusaban de su bondad y paciencia, pero ella perdonaba siempre.

Más tarde al crecer, se convirtió en una mujer abierta y franca, tiene cabellos dorados y ojos felinos, es ante todo una persona práctica, de una inteligencia rápida, de respuesta fácil, a veces brusca y de carácter resuelto. Tiene una forma particular de ser concisa, pero firme en sus comentarios. Muy religiosa, y se ocupa, sobre todo, de ayudar al prójimo.

Con su gran sinceridad, habla de MENTIRA, ¿cómo llamar de otra forma al hecho del secuestro, que da paso a injurias capitales, y ello SIN LA MENOR PRUEBA DEFINITIVA?.

Sin testigos, sin indicios, solo una terrible labor de intoxicación, de maquillaje histórico, contra su esposo el Príncipe.

Ella sabe, sonríe con conocimiento de que es una FABRICACIÓN, un montaje desde la primera hasta la última línea. Afirma con rotundidad tomando el té.

-A veces la historia se venga de aquellos que pretenden servirse de ella... para borrar tradiciones imperecederas.
Jamás me olvidaré de la partida de mi esposo el Príncipe, fue lúgubre y atroz, tratado como un delincuente más, sin ninguna consideración a un filántropo, que nunca mal ha hecho a nadie, y a tantas personas ayudó.

Aún recuerdo, cuando pidió al ama de llaves una botella de cava, invitó a los guardias, que se negaron y llenando su copa brindó por la justicia española – me dice todo esto tomando el té, siguiendo la tradición de la Casa.

La hora del té obedece a todo un rito: a las dos en punto, se habla de todo un poco, salvo de política y el Príncipe fuma un puro,- es su descanso – afirma Doña María.- después del té el Príncipe de Tadmur, reanuda su programa, hasta la hora de la cena a las ocho- me confirma.

Nacida humilde, observadora y crítica, la pequeña Mari de otro tiempo, convertida en Regente por el secuestro “legal” de su esposo, Canciller de la Orden Bonaria , inculca a Aimor , Duque de Berat “el sentido de la historia y la tradición”.

Gracias a la magia de las palabras y de los recuerdos, abre en el alma y corazón de Su Hijo las puertas de un mundo extraordinario...

Doña María, busca que su hijo sea un príncipe europeo, que esté por encima de las fronteras artificiales creadas por los hombres.

-El Príncipe de Tadmur no da gran importancia a una mala nota, si es episódica. Lo que tiene importancia para él, es la formación conjunta del cuerpo y del espíritu.

El Duque de Berat- me comenta con orgullo de madre- está lejos de ser un angelito, corre en todos los sentidos, desaparece en la espesura, adora a su padre y el sentimiento es recíproco.
La conversación prosigue, entre antigüedades y raras bellezas de las que los

Príncipes son coleccionistas. La gran pasión de Doña María, las muñecas antiguas de porcelana.

-Si los enemigos de las Instituciones y de la Casa, algunos conocidos, deciden destruir la credibilidad empiezan por elaborar una campaña de propaganda moral, de intoxicación y envenenamiento. No son argumentos bien estudiados, basta una simple repetición ininterrumpida de algunas afirmaciones “impresionantes”.

“Miente, miente, que siempre queda algo”.

-Querido- me dice después de un tiempo en silencio – desde que se tomó la Bastilla, hay que hacerse a la idea … en un mundo mediocre, tan pronto destaca una cabeza, se levantan cien brazos para abatirla.

-Dígame princesa ¿qué pensaba el Príncipe de Enrique Martín?

-¡Ah, la vaca gorda!, es muy estúpido, nunca me gustó ni él ni la que iba siempre con él, es el origen de todas las maldades, el peón, verdadero culpable y dueño de SWISS FINANTIAL, y mi esposo lo encontraba poco inteligente, algo parecido a uno de esos jarrones. Salía bien en las fotografías acompañado de su amante, una mujer rubia de bote que nunca se lavaba el pelo más cuando iba a la peluquería, todos los nobles se equivocaban siempre con su nombre...

¡Cuán extraña y fascinante figura! Durante doce años ha sido la confidente del Príncipe, siempre a la sombra de su esposo, pero ha mostrado en estos tres meses una energía y fuerza ilimitada para mantener el nombre de Su Familia intacto. En esto estaba cuando Doña María, dirigió de pronto un dedo hacia un tapiz: allí estaba, el águila bicéfala, símbolo de lo visible e invisible, me sonrió, y dijo.

-Los hombres, como los pueblos, no olvidan jamás.

Algo o mucho es cambiante en la historia, y casi nunca está dicha la última verdad. Ésta forma parte de la tradición y la vida de una familia y su futuro.

Rodolfo San Esteban.
Embajador en la Rep. Bolivariana de Venezuela.
Historiador.


S.A.R.I María Rosa Maldonado ,Princesa de Septimio-Bathzabbay el Tadmur.


S.A.R.I María Rosa Maldonado ,Princesa de Septimio-Bathzabbay el Tadmur.