Tuesday, February 16, 2010

ESTIMADOS CABALLEROS Y DAMAS, NOBLES Y AMIGOS.-

Las contrariedades y sinsabores de Mi secuestro, están vinculados a la intolerancia y maledicencia de ciertos grupos de poder.

Como el caso de la agria polémica relacionada con las falsas acusaciones de los medios de prensa, calumniosos de que tengo algo que ver con supuestas estafas, nada más falso y fuera de la VERDAD.

Toda esta “chismografía” hace vislumbrar eventos de gran trascendencia, he meditado larga y silenciosamente, Me he preparado con honestidad, disciplina y paciencia para ocupar la Jefatura Tradicional de la Casa de los Septimio-Bathzabbay el Tadmur.

Sin embargo las preocupantes circunstancias, y las duras y terribles responsabilidades acompañadas de complejas y torturadas emociones me hacen tener una lúcida conciencia de la impresionante significación que los hechos entrañan en la reordenación del mundo, por muy simplistas que estos parezcan.

En estos días de secuestro, los más duros, más amargos, más infames y despiadados de pasos extraviados, delirantes y hambrientos, viviendo el trato a veces denigrante de funcionarios, secuestradores del Estado; lloré y blasfemé, sintiéndome un maldito, maldecido por los dioses. Pero el odio, ese rencor que anida en el alma inconmensurable, hace que la justa venganza sea un designio que se cumplirá sobre todas las cosas.

Aún así, valorando con realismo las nuevas realidades creadas a raíz de ese infortunio, persiste en nuestra política bonaria una ambición que apunta a distintos y nuevos horizontes humanitarios.

José M.Mosquera
Príncipe de Septimio-Bathzabbay el Tadmur.
Gran Maestre de la O.B.
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