Tuesday, December 08, 2009

Sufíes baluartes de la caballería del Islam.-

En el oriente medio, antes de Islam, la tradición de la Ŷawān mardi o caballería había educado personas a quienes se conocía como Ŷawān mardān . La tradición de la caballería estaba fundada sobre los valores de la generosidad (Morowat), la dedicación absoluta a los demás (Isār), el sacrificio (Fadā Kāri), el auxiliar a los oprimidos y desamparados, la compasión hacia las criaturas, el mantener la palabra dada y, finalmente, la humildad; cualidades que, más tarde, en el sufismo se convirtieron en las virtudes de los hombres perfectos.

Además de estos nobles atributos, propios de un verdadero ser humano, los Ŷawān mardān estaban comprometidos con un código ético (Ādāb) y unas costumbres que representaban el propósito de la caballería.

Con la aparición del Islam, estos hombres, manteniendo la tradición de la Ŷawān mardi, lo aceptaron como su religión y, poco a poco, el sufismo fue fundado sobre los pilares del Islam y la caballería y la ética de la Ŷawān mardi constituyó la base de las prácticas y las costumbres de los sufíes en sus centros o Janāqah.

Más tarde, a medida que la filosofía de la Unidad del Ser (Wahdat-e-Woŷud) y el Amor divino fueron expresados por los maestros de la senda y fueron adquiriendo mayor profundidad y belleza, la tradición de la Ŷawān mardi también encontró, poco a poco, una extraordinaria influencia y seguimiento entre los sufíes; pues el espíritu del sufismo consistía en mirar en una sola dirección (la de Dios) a través del la fuerza del amor y el cariño y, su método, el cultivar el comportamiento ético del hombre, lo cual se correspondía con la tradición de la caballería.

Es necesario saber que el sufismo posee dos aspectos, uno interior y otro exterior, su aspecto interior es el recorrido por la senda espiritual y atravesar sus moradas hasta alcanzar el nivel de la subsistencia en Dios (Baqā) y, el exterior, la práctica y el seguimiento de la tradición del Ŷawān mardi que constituye el conjunto de las virtudes de los hombres perfectos.

Los sufíes, que son los abanderados de la escuela del hombría de bien y la tradición de la caballería en el mundo presente, no deben permitir que la civilización actual destruya las cualidades nobles de la humanidad y que el hombre, que, aparentemente, ha volado hasta los cielos, caiga hasta niveles más bajos que las bestias.

En el mundo material de hoy día, todo el esfuerzo de los sufíes debe consistir en convertirse en ejemplos de los seres nobles, para así estimular y dirigir el entusiasmo de otros hacia los más nobles atributos de la humanidad, dones otorgados, exclusivamente, a los seres humanos.

Los sufíes tienen la responsabilidad de demostrar a la gente el fruto y los signos del paraíso espiritual que han encontrado en la senda del sufismo, para que comprendan que, en comparación con el paraíso espiritual, su paraíso material es insignificante y carece de valor alguno.

SALADINO, PROTOTIPO DEL CABALLERO DEL ISLAM