Monday, July 06, 2009

Nuestra Ortodoxia.-




Hace apenas un lustro el Patriarca Bartolomeu, Felizmente regente del Solio de Constantinopla tuvo la benignidad de abrir una Catedral Ortodoxa en Cuba, con la amistad del Comandante Fidel Castro Ruz, ceremonia a la cual asistió como invitado el Ilmo. Sr. Arzobispo de Sevilla, Don Paulo Emmanuel , Cónsul de Bélgica en España.

La semilla dio buenos frutos, ya que en nuestra visita a Sevilla, encontramos un grupo de jovencitos cubanos, que frente a la Torre del Oro, tomaban algunas fotografías, y me fue solicitado que les sacara unas fotos de conjunto, yo accedo y luego me preguntaron si yo era un clérigo católico, a lo que respondí negándolo y declarando mi fe ortodoxa, mas grande fue mi sorpresa al saber que estos 4 niños eran cubanos y ortodoxos.

Sus padres convertidos a la fe ortodoxa en la Habana, también los habían bautizado a ellos, y ahora estaban de visita a familiares españoles, conversamos sobre el buen Padre Timoteo sacerdote de Colombia, que esta incardinado a la Iglesia Griega de México y el Caribe, responsable por la misión de Cuba, escribí un billete enviando mis saludos y tome unas fotos de recuerdo, ahora cumplo la promesa y se verán mis jóvenes amigos en las web de nuestra Iglesia.

Otros hermanos que detuvieron nuestra marcha por Sevilla, fueron los autos convocados Mineros de Bolidem, que están en huelga de hambre dentro de la Catedral Romana de Sevilla, unos 40 hombres, duermen en el suelo ante la mirada indiferente de turistas en pantalón corto y mujeres con poca ropa, mascando chiclets, y profiriendo frases estultas en nórdicas monsergas, en tanto nuestro prójimo sufre y este espectáculo, en vez de inspirar conmiseración, solo inspira los turistas de la modernidad a tomar fotos de los mineros padeciendo injusticia salarial, desempleo y hambre, como si tal vez fueran parte de espectacular drama, montado por la Iglesia incluido en los 8 euros de entrada.
Firmé su manifiesto de huelga y les impartí la bendición, ore junto a sus esposas e hijos y solo vinieron dos señoras gitanas a unirse al rezo, allí queda el testimonio de cómo ser bonario y ortodoxo en la Sevilla de cada día.

Monseñor Alfredo Montrezza