Saturday, May 30, 2009

La Flor más Bella de Egipto.-








La Cobra de Egipto, así denominaría yo al Río Nilo; en él, Moisés en una canasta de mimbre, mimado y refugiado en sus orillas, protegido por su espíritu, sería Príncipe de Egipto, y libertador de Israel. Este sacerdote seguidor del culto a Atón, después de la caída del Amarna, guiaría a adoradores del Dios Sol, junto con los habiru (hebreos), comenzando el famoso éxodo que cambiaría el mundo.

En una barcaza, que imitaba los barcos de los Faraones, sentados tranquilamente, aprovechamos el crucero, para almorzar comida típica de este curioso país; acompañada de un buen té.
Esta agua primordial, tan bonaria, que forman varios Nilos; el Blanco, y el Azul, el primero nace en Sudán, el segundo en tierras abisinias; cuando los dos se juntan, el caudal se vuelve navegable, y grandes misterios encierran sus aguas. Protegido por el Dios Sobek, cuenta la leyenda que de su sudor, nació este río, y con él la agricultura. Pero el Dios, tenía un aspecto más terrible como demonio del Duat, infierno egipcio, tanto es así, que algunos faraones de la XIII Dinastía, para honrar y tranquilizarle se hacían llamar, Sebekhotep, "Sobek está satisfecho".

Navegando, a ambas orillas se pueden ver mezquitas, hoteles de lujo, y grandes mansiones inacabadas, una lancha de la policía marítima nos protege, ya no hay cocodrilos en sus aguas, desde la creación de la presa de Aswan, esto me apena, quisiera ver al Dios a los ojos, y rogar que devore los corazones impuros de los enemigos, aunque tendría que tener cuidado al masticar, algunos de sus corazones, ya no son puros, están formados por válvulas de plástico…

Todo lo vivido por la Institución, me hace intuir que la pluma de Maat, se verá ligera ante estos corazones castigados por la fuerza benefactora que nutre a los dioses, simbolizada por la Justicia. Ella debía de recorrer acompañando a Ra su esposo al inframundo, la oscuridad, juntos vencían a Apofis, la serpiente símbolo de las fuerzas maléficas y del Caos.
Pero hasta en la clase de los Ofidios hay aristocracia, al igual que todos los hombres no son iguales, tampoco las serpientes lo son, entre ellas Uraeus, la Cobra, símbolo de las diosas solares, era benefactora de las causas justas…

En esto estaban mis pensamientos, observando el agua, como un mágico espejo… una flauta empezó a sonar, para alegría de corazones y almas, un derviche giróvago, comenzó a dar vueltas, más vueltas en su colorido entorno, recreando el nacimiento del ser humano, a través de la Sema, flauta y tambores, emulando de nuevo, los ciclos celestes a través de la tradición de Rumi. Ahí en medio del rio, en un barco, un sufí, sentía el escalofrío del encuentro, mientras se desnudaba, ante los ojos de Dios, tapaba sus ojos ante la presencia divina, sonreía…

Veo, que es un sufi sirio, sus movimientos son más trabajados, a través de mudras musicales, y teatro sagrado, girar es ponerse en contacto con los principios de la misma vida.

Dios es para el derviche el refugio en el que haya reposo su corazón (¡¡¡ otra vez el Corazón !!!) atribulado. Así pues, danzar es retornar a un Dios que proporciona paz interior. En el torbellino imparable del giro, cuando danzar se convierte en una acción pura y espontánea, más allá de la propia voluntad y de todo esfuerzo; cuando las secuencias de movimientos de los brazos se van desarrollando con la fluidez de su propio ritmo; cuando es el giro el que se gira a sí mismo, sin que a penas intervenga el derviche, éste halla la paz consigo mismo y en comunión con el todo. En ese instante fugaz e inmediato, que no puede ser apresado porque es evanescente, el derviche roza la existencia con la totalidad de su ser, disfrutando de una experiencia sublime de paz y plenitud. Entonces sí, todo es uno, y los presentes que comprendemos la simbología de su proceder, en ese fugaz instante sentimos la presencia de la divinidad; el crucero del nilo, se convierte en fuego, tierra, agua, aire, todo girando, en ese reloj solar, cruz invicta de todas las culturas.

Llegamos a la orilla, comenzando el retorno, cruzamos de nuevo el desierto, pero esta vez con un pesar en el alma, algo queda en el Nilo; sentimientos encontrados….

Vehículos, velocidad… Alejandría.

Sentado en el balcón, zarpamos hacia Malta… Ahí quedas bella Alejandría, cuna de los Ptolomeos, flor más bella de Egipto….

El Príncipe de Septimio-Bathzabbay El Tadmur.-