EL IDEAL CABALLERESCO: LA PROPUESTA CISTERCIENSE.
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Este próximo miércoles, el número II del Cuaderno Concordia, llevará por título El Císter y las Órdenes Militares en el impulso hacia Oriente. El monacato cisterciense es un movimiento de renovación,tanto de la vida monástica como, sobre todo, del hombre mismo. Se trata, en efecto, de lograr que el hombre se despoje de lo viejo para hallar al hombre renovado: un programa evangélico que recoge ya el Exordium parvum, el primer documento cisterciense.
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Las virtudes del hombre nuevo no son pueriles innovaciones sino, esencialmente, volver a las raice
s de la vida cristiana y, para el monje en concreto, a la estricta observancia de la regla benedictina. El hombre nuevo desprecia los valores que el mundo absolutiza, no porque desprecie al mundo, sino porque sitúa aquellos valores
en su justa relatividad. El monje cisterciense vive su vocación monástica estrictamente en el nuevo monasterio, autenticamente. La vive en el apartamiento del mundo, en el desierto, una de las claves que ha presentado mayores problemas para su correcta comprensión, en gran parte por una interpretación literal del Exordio; sin embargo, es meridianamente clara.

en su justa relatividad. El monje cisterciense vive su vocación monástica estrictamente en el nuevo monasterio, autenticamente. La vive en el apartamiento del mundo, en el desierto, una de las claves que ha presentado mayores problemas para su correcta comprensión, en gran parte por una interpretación literal del Exordio; sin embargo, es meridianamente clara.
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El desierto definido por el Exordio es el lugar inaccesible a los hombres y frecuentado por las fieras, la selva impenetrable en su densa vegetación. Esa interpretación literal ha llevado a pensar en la deliberada búsqueda de lugares incultos o malsanos que no resiste el menor análisis de la realidad documental o la visión misma de los enclaves
monásticos.
El desierto definido por el Exordio es el lugar inaccesible a los hombres y frecuentado por las fieras, la selva impenetrable en su densa vegetación. Esa interpretación literal ha llevado a pensar en la deliberada búsqueda de lugares incultos o malsanos que no resiste el menor análisis de la realidad documental o la visión misma de los enclaves
monásticos.
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El desierto es, a la vez, el lugar apartado y la vida de apartamiento que el monje lleva, a pesar de que, como el propio San Bernardo, haya de intervenir tantas veces en cuestiones mundanas. El desierto es una actitud del monje que vive una vida de milicia en la lucha contra el mal.
El desierto es, a la vez, el lugar apartado y la vida de apartamiento que el monje lleva, a pesar de que, como el propio San Bernardo, haya de intervenir tantas veces en cuestiones mundanas. El desierto es una actitud del monje que vive una vida de milicia en la lucha contra el mal.