El acto de la Coronación constituye una ceremonia pública solemne, que en la Historia forma parte de la Entronización. El hecho de la Coronación ha servido de punto de partida a los historiadores para establecer la cronología de los reinados, pero la coronación no es requisito indispensable para la entronización de un monarca en la tradición Occidental, pero si en la Oriental.De hecho, en las monarquías occidentales, incluidos los reinos medievales de la península Ibérica, se prescinde muchas veces de la ceremonia
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En las Casas Reales o Imperiales en el exilio, siempre se ha mantenido en la tradición la Ceremonia de Coronación, a través del Ritual Religioso del Theokrator, en dónde el Basileus recibe las Dos Coronas, la Civil, y la Religiosa.
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Según se deduce de algunos relieves egipcios, como el del templo de Edfú, constituía un acto de la entronización del faraón, a quien se representa con sus atributos reales. El uso de la corona era frecuente entre los persas y las Monarquías Teocráticas Orientales, de quienes lo imita Alejandro Magno, trasladando entonces (s. IV a. C.) a Occidente la costumbre oriental de usar corona.
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Entre los romanos, sin embargo, sólo los Emperadores del Bajo Imperio usaban corona, pero con carácter simbólico. No existía entre ellos tal ceremonia, que no encajaba en su concepto de imperio (v.), diferente de las monarquías orientales. En las Monarquías Teocr´ticas, a la coronacion le acompaña también la unción (v.), entre una serie de ceremonias que culminan en la entronización.
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Tales ceremonias suponen, por parte del monarca, la aceptación de un poder y autoridad que le son entregados por herencia. No requiere la aceptación, por parte del pueblo, de su Autoridad y Poder, ya que al ser monarquías de derecho divino se prescinde del consenso popular.
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En la Tradición Teocrática de Tadmur, la aceptación del Basileus por el pueblo se efectuaba después de la coronación, de la unción, y de la entronización. El acto de aprobación popular recibía el nombre de aclamación.
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Como decíamos al Basileus por la unción, se confiere al Monarca un carácter Sagrado que no le da solo la ceremonia de Coronación, que las tradiciones Orientales
mantienen en todo su Explendor, y las Occidentales "disimuladamente" al bautizar a sus descendientes con agua del rio Jordán.

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Entre las tradiciones Teocráticas, constituye una investidura Real y Apostólica como representante de Cristo, y de los Apóstoles.
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Así como la Corona, simboliza un Reino, y el "Ius Maiestatis", la Unción tiene un carácter religioso y es conferida por los Obispos y Patriarcas. La Casa Imperial de Tadmur distingue entre la investidura de Theokrator en el templo, ceremonia religiosa consistente principalmente en la imposición de símbolos reales y completada con la unción, entronización y aclamación, y la Coronacióon en Palacio, ceremonia civil más sencilla, caracterizada por la presentación de homenaje de los súbditos, comenzando por los familiares, nobles, funcionarios, etc.
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Es costumbre en la tradición de la Gran Siria, entre los Basileus, después de recibir por parte de los Obispos y Patriarcas las dos Coronas, que coronaran ellos a la Basilissa y le impusieran las insignias Imperiales.
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En el exilio, la Tradición de la Coronación, Entronización, y Unción sigue profundamente en las tradiciones de los Septimio-Bathzabbay el Tadmur, que quedaron muy patentes en el Procedimiento Consistorial del seis de Enero de 1.879, por Su Beatitud Mar Petros Georgios Iº O.S+G, Vicario Apostólico de Éfeso 1.850-1.880.
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Primera fotografía, Tiara Imperial de la Basilissa de Tadmur.
Segunda Fotografía, Tiara de las Princesas de Sangre Imperial.
(Archivo de Tadmur)