Friday, September 22, 2006

SONIDOS DE LA ANTIGUA SIRIA

La música siria conservó la tradición. Influenciada por el género poético-musical Muwashaha, estilo arábigo andaluz originario de Al-Andalus, se caracteriza por un lenguaje de enorme riqueza y por ritmos melódicos y sutiles interpretados con instrumentos inmemoriales surgidos de los pueblos árabes: el nay (flauta árabe de caña), el ud (laúd árabe), derbuka y bendhir (percusiones típicas), el qanun (cítara árabe). Desde finales del siglo XVIII incorpora instrumentos de cuerda europeos, como el violín y el contrabajo, que ensamblan perfectamente con el conjunto tradicional.

Abdullah Chhadeh, además de uno de los más prestigiosos intérpretes de qanun del mundo árabe, es también su innovador indiscutible: a fin de expandir el repertorio tradicional, ha rediseñado este instrumento, que data del siglo X. El qanun es una cítara de tamaño variable y de forma trapezoidal, cuya resonancia se extiende a través de pieles de pescado. El instrumentista coloca el qanun sobre sus rodillas y tañe las cuerdas con dos plectros unidos a sus dedos índices mediante aros de metal.

En 2001, Abdullah Chhadeh formó Nara, un conjunto que combina el qanun y otros instrumentos tradicionales árabes, como el nay, el acordeón sirio y la derbouka, con instrumentos occidentales, como la batería o el contrabajo. Su repertorio se basa en adaptaciones de temas típicos de Siria, Turquía o Azerbaiyán, composiciones andalusíes y canciones propias. La suya es una música que evoca el refinamiento propio de una cultura milenaria y el placer del ronronear de la vida en Siria, cuando el descanso abre paso al ritual del té en un pequeño patio florido.

CRISOL DE CULTURAS

En un escenario natural, de agrestes montañas con picos nevados y fértiles valles cultivados hasta el borde del desierto, Siria pervive misteriosa y desconocida para el mundo occidental. Se trata de una nación joven que ocupa una tierra muy antigua. En rigor, sus fronteras actuales son una imposición de tiempos recientes y guardan poca relación con los límites originales que, según Herodoto, abarcaban la región comprendida entre Asia Menor y Arabia, en el siglo V a.C.

Estas tierras, comprendidas entre el Mediterráneo y el Eúfrates e integrantes del llamado Creciente Fértil (que abraza a Siria, Líbano y Palestina), fueron durante cientos de años testigos de la Historia. Situada en la encrucijada de África, Asia y Europa, Siria representó el punto de confluencia de las caravanas y de las rutas de los invasores: numerosas civilizaciones, empezando por los pueblos semitas, dejaron huella en su geografía. De hecho, hablar de Siria es hablar de un cruce de culturas cuya herencia resulta visible en cualquier rincón y que ha convertido al país en un inmenso museo natural con un gran patrimonio arqueológico. Por eso, viajar a través de Siria equivale a una travesía por la historia del arte, la cultura y las relaciones humanas, y por la más diversa y espectacular naturaleza.

Considerado un país del desierto, el paisaje sirio alterna, sin embargo, zonas áridas, semidesérticas, montañas forestadas y verdes valles con amplias superficies dedicadas a la producción de cereales, algodón, olivos y hortalizas. Casi un 70 por ciento del territorio tiene algún tipo de cultivo. La agricultura y, en menor medida, el petróleo son los dos principales recursos. Los derechos del paso del oro negro foráneo por sus oleoductos generan grandes ingresos, aunque las clasificaciones económicas la coloque entre los países más endeudados del mundo.

EL GALOPAR DE LOS CABALLOS

La expresión artística más significativa entre los árabes es la danza, donde mujeres y hombres muestran la belleza y el galanteo. Una de las más populares es el dabke o zapateo, expresión típica de la Creciente Fértil que antiguamente se bailaba para celebrar las cosechas, acompañada con complejas coreografías, palmas y gritos.

Al igual que en los demás pueblos árabes, las tradiciones musicales sirias se remontan lejos en el tiempo. Miles de años atrás, los árabes crearon las primeras bases de la actual tablatura musical al percibir la secuencia rítmica del galopar de los caballos. Entonces los músicos eran las personas más importantes de la sociedad, después de los reyes y de los sacerdotes. Tal es así, que las tropas invasoras les perdonaban la vida después de conquistar una ciudad. Con los años, las tradiciones evolucionaron, pero en Siria nunca han perdido su esencia. La música sigue siendo importante.

Y sin duda Abdullah Chhadeh es uno de los responsables de que eso sea así, de que los sonidos arrancados de instrumentos ancestrales aún sigan viajando por el aire, ahora mezclados con otros procedentes de regiones distantes. Designio, sin duda, de un tiempo de mundialización.